Siembra el encuentro que vence los desafíos por la paz


Por Carlos A. Cardona Marcano
Pastor

Lectura bíblica: Salmos 4:1-8

Introducción
Los conflictos internos que enfrentamos, unidos a las luchas que libran la mente y el espíritu, nos hacen preguntarnos: ¿cómo enfrentaremos los momentos supremos de la vida? Esta pregunta pone de manifiesto la necesidad del ser humano de hallar respuesta a los conflictos consigo mismo para enfrentar los desafíos y las luchas externas de la vida. Es importante desarrollar un pensamiento que nos permita visualizar quienes somos en las manos de Dios.
Para lograr este pensamiento es necesario que nuestra mente, nuestro espíritu y nuestra alma estén en armonía con Dios. La búsqueda de la paz es una experiencia de desarrollo y crecimiento constante en relación con Dios y con nosotros mismos.
La confianza que depositamos en Dios para enfrentar nuestros desafíos es la que nos permite descansar la mente y el ser para alcanzar la paz. Es importante recibir la gracia como un don que Dios nos concede gratuitamente.

I. “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración”. Salmos 4:1

¿Cómo percibimos nuestra vida? La percibimos con seguridad de que Dios escucha. El salmista se encuentra en el templo y eleva su oración a Dios con la seguridad de que el Señor lo escucha. Está consciente de la participación de Dios en todo lo que hace y en todo lo que le acontece.

Es importante desarrollar la seguridad de que dondequiera que te encuentres, el Señor está cerca de ti y puede escuchar tu voz. El Señor está atento a tus experiencias, a los eventos que te marcan, a la manera en que te percibes a ti mismo.

¿Cómo percibes tu relación contigo mismo? ¿Cuál es la percepción que tienes de Dios en el proceso de la vida que enfrentas?

Recuerda: la seguridad se alimenta de la confianza plena. Para lograrlo, concéntrate en llevar a cabo estas acciones: Primero, percibe la presencia del Señor en las cosas que te rodean y las situaciones que enfrentas.

Segundo, amístate contigo mismo. ¿Qué cosas te causan angustia? A veces pensamos que no duraremos mucho y nos arropa el pesimismo. Hay jóvenes que piensan en la posibilidad de morir jóvenes. La vida les causa angustia y la muerte les da pavor; por eso no disfrutan la vida a plenitud. Se llenan de inseguridad, un sentimiento que es contrario a Dios.

Tercero, afirma que Dios es tu defensor, que responde a tu clamor. Centra tu vocación y tu servicio en aquellas áreas donde tienes mayores competencias. Cultiva pensamientos que te desarrollen espiritualmente. La seguridad en Dios es el arma para vencer el desafío del derrotismo y la resignación. Haz como el salmista cuando expresa: Dios mío y defensor mío, dame alivio cuando esté angustiado.

II. “Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro”. Salmos 4:6

Este día lo hizo lo hizo el Señor para ti, no lo hizo por casualidad. Hoy el propósito de Dios para ti puede llegar a ser una realidad plena en tu vida.

Alienta tu vida, tu corazón, con el bálsamo de la palabra divina. Dile a tu alma: regocíjate y canta porque grande es en medio de ti el Santo de Israel. Dile al alma: bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios.
Recuerda: La paz es una experiencia del ser y del alma. Comparte una palabra alentadora con alguien. Dile: el Señor está con nosotros y nos defiende en toda situación.

Comparte un testimonio edificante con alguien. Cuéntale la manera en que Dios ha mostrado su amor contigo en los momentos victoriosos.

Canta: Estoy confiando en el Señor que me va a cuidar. Canta: En paz en medio de la tormenta. Canta: Las armas invencibles del jefe guiador son el evangelio y su grande amor; con ellas compañeros, acudamos, vamos a vencer.

Recuerdo mis años de juventud en la Iglesia de mi barrio, cuando cantábamos al Señor llenos de un espíritu indescriptible. La fuerza de nuestra voz hacía que las paredes se llenaran de alegría, entusiasmo y optimismo.

El Señor te muestra cada día el bien a tu alrededor como una semilla que sólo riegan aquellas vidas que saben poner la letra buena a la música del cielo.

Es importante descubrirnos a nosotros mismos como el objeto del amor de Dios. El Señor te ama y su gran amor llena tu ser entero de nuevas fuerzas y tu pensamiento de convicción alentadora para el alma.

El Espíritu de Dios transforma los pensamientos tormentosos, de soledad y de impotencia en momentos para alcanzar la paz. ¿Quieres cosechar paz? Entonces es necesario sembrar paz en todo tu ser, en todas tus palabras, en todos tus pensamientos. No es asunto de decirle a la vida como el poeta: Vida, no te debo nada, vida, no me debes nada, estamos en paz. Es asunto de afirmar que la vida que tienes es una experiencia de la abundante gracia divina y que la paz es fruto de tu constante relación con Dios.

Recuerda: La paz es una experiencia del ser y del alma. Si tu alma es luminosa, todo tu ser será luminoso. Trabaja en la transformación de tus pensamientos y tu actitud hacia la vida. Presta atención a un momento de oración. Cierra tus ojos a la cotidianidad de las cosas y abre tus ojos del alma para ver lo sublime, lo eterno, lo maravilloso que es el Señor para ti.

III. “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Salmos 4:8

La paz es el remedio de la ansiedad. La ansiedad mira al ser humano, la paz mira a Dios. La ansiedad, ciega, desorienta y hunde. La paz ilumina, orienta y afirma.

La paz es una experiencia del ser y del alma. Sólo Dios puede darnos las armas para enfrentar los desafíos que impiden nuestra paz. El salmista expresa que la noche y el cansancio son el mejor motivo para descansar en paz porque todo lo que le acontece está en manos de Dios. En su oración le ha pedido a Dios que le responda y lo defienda. Le ha suplicado que lo alivie de su angustia y él asegura su paz en la confianza de que Dios es fiel a los suyos y los escucha cuando le llaman.

El himnólogo se inspira diciendo: En tus afanes y en tu dolor, Dios cuidará de ti. Nunca en la prueba sucumbirás, Dios cuidará de ti. Dios cuidará de ti y por doquier contigo irá. De esta manera, la paz es la experiencia en el cuidado de Dios. Siembra en tu corazón la experiencia del cuidado de Dios en todo lo que haces y en lo que harás.

Dile a Dios cuan confiado estás en Él. Exprésale al Señor tu confianza en su manera de obrar. Equilibrar nuestra relación con Dios es sembrar paz. Hay cosas que sólo Él puede hacer. Permite que Él tenga el espacio en tu vida para obrar según sea su propósito en ti.

La calidad de vida se deriva de una reflexión constante y de la comprensión de los procesos. Dios está dispuesto a trabajar con nosotros en los procesos más difíciles, pero es necesario experimentar la paz interna. Organiza tus pensamientos e inicia una nueva experiencia en el Señor. Hoy es un buen día para comenzar de nuevo, para reír, para cantar y ser feliz. Hoy puede ser la oportunidad para ver la puerta abierta que conduce a la victoria sobre los desafíos que quitan la paz a tu ser.

10 de febrero de 2008

1 comentario:

Unknown dijo...

Querido Pastor,

Nos alegra tanto haber podido leer este mensaje, lo necesitábamos en este momento. ¡Gracias!

Le pedimos al Señor que lo siga bendiciendo e inspirando siempre.

Saludos a nuestra querida iglesia.

Un fuerte abrazo,
Vanessa y Ernesto
Saint Paul, MN