"Porque todos habrían de ver la salvación de Dios" Lucas 3:16

Por Rvdo. Osvaldo Malavé Rivera

Nuestra sociedad, con toda la complejidad de filosofías y corrientes de pensamientos, con todos los cambios rápidos y radicales que se están experimentando, se prepara para celebrar otra fiesta.
Ante nosotros surge una estela de pensamientos que serán útiles para la reflexión y la meditación. Se trata de otra Navidad. Si, es otra Navidad diferente.
Viviremos en ella momentos de alegría y recuerdos: unos tristes y otros alegres. Penetraremos en ella y ella penetrará en nosotros. Pero ¿acaso podremos colocar en esta Navidad la tónica de aquélla primera?
¿Inclinaremos nuestras vidas, nuestras fuerzas, nuestras actitudes hacia una fiesta que ya ha comenzado a ser anunciada por todos, menos por su hija, la IGLESIA? La música con tonos alegres y emotivos ya comienza a invadir nuestros auditorios: la calle, el trabajo, el hogar.
¿Daremos rienda suelta a nuestros deseos, a las tentaciones que nos hace el comercio, la banca y la industria para concedernos el disfrute de una Navidad más abundante y mejor celebrada? ¿Preferimos cubrir nuestros cuerpos con preciosa ropa y la que esté al día en estilos, colores y modas? ¿Deseamos satisfacer nuestro paladar con bebidas, comidas, frutas y dulces hasta más no poder?
Andando y caminando arriba y abajo veremos muchas cosas nuevas; una selección de atractivos para grandes y pequeños la encontraremos en cada esquina. Encontraremos muchos bolsillos repletos de anhelos y deseos de invertir o de malgastar. Pero también encontraremos bolsillos vacíos. Estos no deben ser objeto de nuestra compasión tanto como los corazones vacíos, sin dirección y sin metas.
Démosle a estos hombres una estrella con qué alumbrar sus pasos. Presentémosles un firmamento en el cual puedan contemplar la gloria del Niño Dios. Llevémosle a todos una melodía de fe y de esperanza. Digámosle a todos, por nuestras vidas, que ha nacido ya el Salvador y Redentor. AMÉN.

Tomado de Semillas de Esperanza

¡¡Felices 41 años de vida!!!


Por Hna. Manuela Negrón Graulau

Nuestra iglesia celebra 41 años de vida. Cristo es la llama encendida que ilumina nuestra vida y la de otros en esta congregación. Desde sus comienzos, esta iglesia ha sido fiel a la misión que Dios le ha dado para ser líderes, diáconos, miembros de junta de gobierno, miembros del coro, visitadores, y para poner sus talentos al servicio de Él. Como luz que no se apaga, nos hemos mantenido alumbrando la vida de muchos hermanos en Cristo.

Al recordar hermanos y hermanas que en el 1967 empezaron a trabajar por esta iglesia, como Socorro Merced, Mary Feliciano, y otros que moran en el Señor, les rendimos honor porque somos el fruto de ese trabajo, el cual en 1969 estableció oficialmente en este lugar el templo de la Iglesia Evangélica Unida. Aquellos hermanos dieron el primer paso, nos toca hoy a nosotros seguir esta tarea de llevar el evangelio a toda la comunidad y a las áreas circundantes.

Recordemos: la labor no recae sólo en el Pastor, es trabajo de todos. Por esta razón les invitamos hoy a que nos unamos a alguno de los ministerios de esta iglesia. Como miembros podemos hacer mucho, y si no lo eres también puedes trabajar. Nuestra meta es que sigamos firmes y adelante.

Demos gracias a Dios por lo que esta iglesia representa para cada uno de nosotros, por el cambio operado en nosotros, por la obra tan grande que está haciendo y por la ayuda y sostén que Él nos seguirá dando en el futuro.

De nosotros depende seguir con la llama encendida para que muchas vidas sean rescatadas, liberadas, sanadas y bendecidas con la luz del evangelio de Cristo.

¡Feliz cumpleaños Iglesia Evangélica Unida! ¡Felices 41 años de vida! Demos un aplauso bien grande a Cristo y que su luz brille ahora y siempre en nosotros.

Aniversario 41: 19-26 de octubre de 2008

"Somos pueblo de Dios que celebra las bendiciones"

Domingo 19 de octubre
Fiesta de bautismos
10:30 a.m.
Dirige: Hna. Clara Cabrera
Predica: Rvdo. Carlos Cardona
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Martes 21 de octubre
Fiesta frente a la cruz
7:30 p.m.
Dirige: Hna. Myrna Rosado
Predica: Pastor Frankie González
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Viernes 24 de octubre
Fiesta de talentos de jóvenes
7:30 p.m.
Dirige: Hna. Kassandra Flores
Participación de los Jóvenes de la Iglesia
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Domingo 26 de octubre
Fiesta de Aniversario
10:30 a.m.
Dirige: Hna. Manuela Negrón
Participación musical: Trío Los Andinos
Predica: Rvdo. Pedro Santana

Somos pueblo de Dios que cosecha espiritualidad para ser piedras vivas


Por Rvdo. Carlos Cardona
Pastor

Pasaje bíblico: I Pedro 2:2-10

En los edificios, la piedra angular o fundamental es la más significativa y, generalmente, es la primera que se coloca en una ceremonia especial. En la antigüedad esta piedra era comparada con el fundamento que sostenía los valores y principios de una persona.

En Isaías 28:16-17a, el profeta escribe: “¡Yo pongo en Sión una piedra probada!, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que confíe no andará desorientado. Pondré como nivel la justicia, y la rectitud como plomada”. Quien construye sobre este fundamento encuentra la vida en las normas y medidas de Dios.

Somos pueblo de Dios que cosecha espiritualidad para una vida abundante


Por Rvdo. Carlos Cardona
Pastor

Pasaje bíblico: Juan 10: 10

Esta semana, en un programa televisivo, entrevistaron a una joven mujer invidente, sordo – muda, y sin el sentido del gusto. Miraba la entrevista y me preguntaba cómo podía esta mujer contestar y comunicarse solamente tocando las manos de su guía.

¿Cómo reaccionaríamos nosotros ante estas limitaciones? En lugar de compadecerse, seguía estudios universitarios, convirtiéndose en la primera persona que, a pesar de tener todas estas limitaciones, logra comunicarse y superarse en estudios universitarios. La ausencia de los cinco sentidos no impide a esta joven mujer disfrutar de una vida abundante.

Y a ti, ¿qué te impide disfrutar una vida abundante? ¿Cuáles son las señales de una vida abundante?

Lo primero es identificar correctamente nuestro pensamiento. El texto bíblico señala que el ladrón sólo viene para hurtar lo que es de valor. Si el enemigo logra arrebatarte el pensamiento, dejará tu mente en desorden.

Si pensamos de manera equivocada, viviremos de la misma manera. Por el contrario, si queremos vivir de manera correcta y experimentar la abundante vida en Cristo, entonces debemos pensar de esa misma manera. Si cambiamos nuestra manera de pensar, podemos cambiar nuestra vida. Piensa en algo agradable y maravilloso y esos pensamientos te elevarán con poder.

Consideremos por un momento tres pasos para una vida abundante:

Primer paso: Reconoce el poder de los pensamientos.

El ladrón viene a robar tus buenos pensamientos, te invade con el pesimismo y la ansiedad.

Proverbios 23:7 dice: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. En otras palabras, nos convertimos en las cosas que pensamos. Lo que pensamos influye en lo que nos convertiremos. Piensa pobremente de tu persona y empobrecerás. Piensa en lo importante que eres para Dios y tu vida estará confiada.

Isaías 26:3 dice: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”. La paz y el gozo involucran tanto al corazón como la mente. El salmista expresa en Salmos 4:8 “En paz me acostaré y así mismo dormiré; porque sólo Tu, Jehová, me haces vivir confiado”. Cuando pensamos de manera equivocada vivimos mal.

Segundo paso: Cultiva el pensamiento.

En su carta a los Filipenses, Pablo presenta seis pautas para cultivar el pensamiento para una vida abundante. Señala en Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

Pablo establece un sistema de purificación para el pensamiento, una herramienta para examinar cada pensamiento y determinar lo que vale la pena retener para una vida abundante. Siembra este filtro y descarta lo impuro que asaltó tu mente como ladrón que quiere robar lo que Dios está haciendo en ti.

Tercer paso: Renueva el pensamiento

Pablo escribe a los romanos (Romanos 12:2): “No sigan la corriente del mundo en que vivimos, mas bien transfórmense por la renovación de su mente”.

Hoy somos asediados por propagandas, planes que nos roban la libertad de una vida abundante y nos quitan el pensamiento. El Señor espera de nosotros que adquiramos nuevos criterios y una visión nueva para una vida abundante en Jesús el Cristo. Espera que llenemos nuestra mente con su verdad.

Dios te invita a un renovar un pensamiento verdadero, genuino, auténtico y sincero. Capacita tu mente para que sólo pienses en lo que es sincero y verdadero.

El enemigo busca robar la verdad, te presenta la oportunidad de tapar tus pensamientos. Se introduce en nuestra mente con falsedad y nos guía hacia la mentira, hacia la falsedad de lo impuro. Quita el entusiasmo, la alegría de vivir, la fuerza de lucha.

Cuando llenamos la mente con la verdad, el Espíritu Santo nos permite comprenderla. La situación por la que estás pasando en esta hora es la gran oportunidad para descubrir las grietas de tu mente que están tapando tu verdad.

Tu verdad es que estás atribulado pero no abatido, perplejo pero no desesperado, perseguido pero no abandonado, derribado pero no destruido.

El Espíritu Santo puede llenar tu mente de nuevos pensamientos para alcanzar la plenitud de vida. Levanta tu mente del lugar donde se atormenta a causa de las debilidades.

¡Se justo contigo mismo! Presenta tus proyectos del corazón a Dios sinceramente. Preséntale a Dios tus grietas. Echa fuera la basura. No te contentes sólo con escuchar o leer la palabra, ponla en acción en ti. Es hora de presentar a Dios tus grietas y poner en práctica la manera correcta de pensar acerca de tus posibilidades en Cristo.

Somos pueblo de Dios que celebra el fruto del Espíritu que es amor


Por Hna. Ruth Colón

Lectura bíblica: Efesios 4: 11-16

Escuchar la palabra accidente evoca en uno pensamientos negativos. El diccionario define accidente como un suceso eventual, que altera el curso regular de las cosa. Filosóficamente hablando es algo que no existe por sí mismo, que no tiene naturaleza propia, que no tiene sustancia o esencia. Por consiguiente, cuando le dicen a alguien “tú has sido un accidente en mi vida”, lo que tratan es de menospreciar a esa otra persona y desvalorizarla como ser humano.

Si alguna vez alguien te ha hecho sentir de esa manera o tu autoestima se encuentra menoscabada, quiero decirte que tú no eres un accidente. Dios te concibió con un propósito y el Señor lo cumplirá. Puede ser que tú hayas vagado por esta vida con un propósito en mente, que hayas tenido metas y sueños o sencillamente hayas vegetado, sin rumbo y sin esperanza. Pero estás aquí porque a Dios le plació llamarte y por eso hoy el pueblo de Dios celebra.

Todos los seres humanos son criatura de Dios, porque son parte de su creación, y por ese nacimiento son parte de la familia humana. Ahora, sólo son hijos de Dios, y pertenecen a la familia de Dios, aquéllos que han nacido de nuevo al aceptar a Jesús, como su salvador.

¿Por qué Dios te ha llamado? Sencillo, porque te ama. Esto puede ser difícil de captar, pero es confiable. Tú eres especial para Dios, porque eres parte de un plan divino. Es importante conocer cuál es ese propósito de Dios contigo para que tus metas y sueños estén en la misma frecuencia de Dios. Un trozo de la poesía de Russell Kelfer lee: “Eres quien eres por una razón, la vara del Maestro te formó, eres quien eres, por amor, la verdad ¡hay un Dios!”

Por eso, como pueblo de Dios, celebramos el fruto del espíritu que es amor.

¿Para qué te ha llamado Dios? Ya hemos dicho que Dios tiene un propósito contigo, aún cuando tú no tengas claro cuál es. Dios está trabajando en el mundo 24/7. Cierto que hemos aprendido que en seis días Dios hizo todas las cosas y el séptimo día descansó. También hemos aprendido que uno de los mandamientos es que guardemos el día de reposo. Dios es sabio y reconoce que el ser humano tiene que descansar. Pero como todos no descansamos a la vez, Dios puede trabajar 24/7gracias a todos los colaboradores que tiene.

Y para eso te ha llamado Dios, para ser integrante no sólo de su familia, sino también para ser parte de su equipo de trabajo. Para ello Dios tiene un “patrón de personal”, o lo que en inglés se conoce como un “staffing pattern”. Pablo nos deja saber cuáles son algunos de esos trabajos que Dios ha incluido en su plantilla organizacional. En Efesios 4:11-13 leemos, “constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo…” Recordemos que esa organización correspondía a los tiempos en que la iglesia se desarrollaba.

Toda organización que permanece en el mundo competitivo en que vivimos tiene que evolucionar para llenar las necesidades de la población a la que sirve. La Iglesia como organización no es diferente. Así que la plantilla de la Organización Celestial ha ido desarrollándose para atender a los necesitados y por eso requiere de obreros que suplan distintos tipos de servicios, pero todos son igualmente importantes. En tu hoja de deberes como cristiano tienes un ministerio y una misión. El ministerio es el servicio que prestas a los creyentes y tu misión es el servicio que ofreces a los no creyentes.

Diversas versiones bíblicas sustituyen la palabra “constituyó” en el pasaje bíblico por “le dio capacidades” (Versión de Lenguaje Sencillo), “¿Dónde están sus dones?” (Versión Latinoamericana). Esto implica que Dios te ha dado unas capacidades, unas destrezas, unos conocimientos y unos dones para que los pongas al servicio de Dios y de tus semejantes. Si perteneces a la familia de Dios y a su empresa, el servicio es obligatorio y no tienes opción. Claro, Dios te ha dado libertad para decidir, por lo que te puedes convertir en un desobediente, o hasta en un desertor…pero eso tiene consecuencias negativas, las cuales te garantizo que ninguno desearía experimentar.

El apóstol Pablo concluye el pasaje señalando que: “Cristo es quien va uniendo a cada miembro de la iglesia, según sus funciones, y hace que cada uno trabaje en armonía, para que la iglesia vaya creciendo y cobrando más fuerza por causa del amor”.

Comenzamos diciendo que Dios nos llamó porque nos ama, porque Dios es amor. Si nosotros somos hechos a imagen y semejanza de Dios, entonces el amor es una parte característica de nuestro ser. El amor es el hilo conductor que nos une como familia y como parte de la empresa de Dios. Por eso, como pueblo de Dios, celebramos el fruto del Espíritu que es amor, para que la obra aquí en Villa Andalucía siga creciendo.

Somos pueblo de Dios que cosecha restauración emocional



Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

Lectura bíblica: Job 29:1-20

Introducción

En el proceso de la limpieza de nuestras casas hacemos hallazgos que nos sorprenden. Así mismo, cuando reordenamos nuestros pensamientos, hacemos hallazgos importantes.

Tengo en mis manos una raíz que puede estar guardada por algún tiempo. A veces pensamos que las raíces están muertas y que no volverán a salir o a retoñar. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, vuelven a mostrar signos de vida.

En ocasiones nuestro baúl está lleno de raíces diversas: tristeza intensa, ansiedad, desmotivación, aislamiento social, baja auto estima, negativismo, insatisfacción, rigidez emocional y espiritual.

En algunos momentos de nuestras vidas, podemos pasar por alto las raíces que guardamos y moverlas de un lado a otro viviendo con el baúl a cuestas. Job luchó contra una tristeza intensa en su interior, libró una batalla campal que lo llevó a experimentar el sentimiento de abandono.

Job se considera abandonado de todos y habla consigo mismo. En su monólogo analiza su experiencia comparando su pasado glorioso con su miseria presente para someterse a un examen de conciencia. Hace memoria de sus días buenos, cuando era considerado por todos como una persona próspera. Piensa en los momentos en que todos lo admiraban y se sentía bien consigo mismo.

Cuando las cosas marchan de manera contraria al trabajo que realizamos y el fruto escasea, caemos en el foco de tension, sufrimos una transformación en la manera de ver las cosas.

La cultura influye en nuestras emociones: la sub- cultura familiar influye en el manejo de nuestras emociones. Se establecen pautas ante situaciones específicas. Las emociones y la fe entran en conflicto.

Job fue un hombre cabal y recto, temía a Dios y se apartaba del mal. No fue perfecto como nos presenta el relato poético de su existencia y su lucha contra las trivialidades de la vida.

Job enfrentó a los amigos que le aconsejan. Emocionalmente enfrentó una batalla sin igual; desafió lo lógico con lo ilógico y se mantuvo firme a pesar de los vaivenes de la vida. Sufrió una enfermedad que destruyó su cuerpo aunque su pensamiento y razón quedaron intactos.

Recientemente, una situación similar vivió la ex rehén colombiana Ingrid Betancourt antes de ser liberada. En la selva colombiana había sufrido una transformación emocional y espiritual. Enfrentó la pérdida de sus hijos e hijas, perdió su fortuna, sus amigos y la comunidad la juzgaron mal, su cónyuge entra en un trato hostil.

El testimonio de Ingrid Betancourt, así como el de Job, es impresionante. El temor a Dios era la fuerza de sus vida. Su piedad no se limitaba a determinados sectores de la vida. Por el contrario, la piedad dominaba todo su ser.

Dios llamó a Job “mi siervo”…. En su crisis emocional descubrió que Dios es la fuerza determinante para lograr salir adelante.

La ansiedad y la desmotivación, dardos del enemigo de Dios

Job luchó contra las fuerzas malignas que buscan quitar la paz interior y llenarnos de ansiedad y desmotivación. El maligno ofrece el traje de la desmotivación sutilmente y lo coloca frente a nuestra mirada para que optemos por él. Convierte nuestro pensamiento en un recipiente de basura de las miserias existenciales.

La pérdida de la familia es un golpe emocional demasiado fuerte. La ansiedad se convierte en incertidumbre. Lloramos en momentos cuando deberíamos estar alegres. El pensamiento se diluye robándonos el tiempo precioso de Dios para ponernos de pie con su ayuda y su poder.

Cuando atravesamos momentos difíciles los amigos buscan respuestas a nuestra situación, justifican o condenan el resultado de nuestro presente. Esa sensación nos crea ansiedad y nos hace experimentar soledad y desmotivación por las cosas de la vida.

En milésimas de segundos entramos en los laberintos de la memoria, y en medio de billones de opciones, construimos cadenas de pensamientos negativos. Damos respuestas contrarias a Dios, como soluciones a nuestra situación.

Job enfrentó su situación con visión, le dio un toque de Dios a sus emociones. Permitió al Creador entrar en ese laberinto del ser para hallar dirección en su vida.

Es importante que Dios sea parte de tu pensamiento. Es importante reconocer que Dios puede ayudarnos a dominar nuestras emociones. La ansiedad nos lleva por laberintos peligros, acompañándonos con la desmotivación.

En medio de un ambiente de pérdidas y rechazo, Job expresaba un ardiente anhelo por la vida. ¿Cómo fue esto posible? Usó todas sus células cerebrales para decirse a sí mismo cuan grande es Dios.

Aunque mi padre y Madre me dejaran, yo sé que mi Señor me recogerá. Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón. Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado en mi Jesús.

Job desarrolló un buen antídoto para la ansiedad y el aislamiento: interactuaba con Dios, dialogaba con Dios, desarmo su rigidez, hablaba con sus amigos a pesar de las posiciones de estos, navego dentro de sí mismo en busca de salida, enfrentó el dolor con osadía y dignidad y lo utilizó para pulir su alma.

De esta experiencia de Job, aprendemos que hay sembrar para cosechar la restauración emocional. Hay que hacerlo estableciendo una relación real y personal con Dios, alimentando el pensamiento con el poder Dios, comenzando a mirar las cosas pequeñas para encontrar en ellas a Aquel que es grande, desarmando la rigidez de los pensamientos, enfrentando la situación como una oportunidad para ver la gloria de Dios en nosotros y gastando tiempo no en lo que da lucro, sino en lo da salud emocional.

Identifica las verdaderas raíces de bienestar que posees en el baúl

Vístete de justicia y cúbrete con ella. Tu futuro no puede ser más amargo que tu presente.

Desarrolla tu sensibilidad, sé afectuoso, sé un observador creativo.

Filtra los estímulos estresantes.

Identifica la capacidad creativa para combatir tus momentos de déficit emocional con lecturas de altura.

Lee la palabra divina y escribe una notita, algún pensamiento que puedas repetir luego.

Busca en tu baúl los sueños perdidos y cultívalos, impide que las ideas negativas ordenen tu mente.

Piensa antes de reaccionar a tus impulsos.

Rompe tu cárcel emocional con el poder de Dios. Sé flexible contigo mismo. Puedes fallar eso no implica que Dios te dejará de amar.

No sufras por adelantado, Jesús cenó y cantó antes de subir a Getsemaní.

Abre tus ventanas de la memoria y piensa en todas las posibilidades que Dios te brinda.

Sé auténtico y sociable.

Convéncete a ti mismo de que Dios está contigo y te escucha, te ve y te acompaña.

Somos pueblo de Dios que cosecha transformación social

Por Hna. Ruth Colón

Lectura bíblica: Juan 4:28-30; 39-42

La iglesia de Villa Andalucía lleva tres meses tocando el tema de la cosecha. Hemos escuchado que las posibilidades de recoger el fruto de lo que se ha sembrado son ilimitadas y se dan en todos los ámbitos de nuestra vida. Cuánta alegría produce conocer que somos seres capaces de lograr cambios en nosotros y poder ser vehículo para que otros también se motiven a buscar alternativas que les ayuden a renovarse.

La historia del pueblo judío está llena de relatos de gente que recibió ese toque especial que les permitió cambiar su rumbo y ser transformados. Este pueblo era muy celoso de sus tradiciones y tomaba decisiones drásticas con aquéllos que se apartaban de ellas.

Los samaritanos eran judíos que vivían en la ciudad de Samaria. Estos se unieron en matrimonio con gente de otras razas, lo que estaba prohibido a los judíos, conforme a sus tradiciones. Por ese motivo surge la discordia entre los que conocemos como judíos y los llamados samaritanos. Tal era el enojo que aún cuando tuvieran que caminar más para ir de un punto a otro lo hacían para no cruzar por tierra de samaritanos. Tenemos, pues, dos pueblos producto de la misma raíz, Abraham; que adoraban a un mismo Dios, Yavé; que guardaban tradiciones similares; pero estaban separados por lo que los judíos consideraban un pecado imperdonable.

Bastó con que Jesús tomara la decisión de ir de Judea a Galilea atravesando por Samaria para comenzar a romper las barreras que separaban a judíos y samaritanos. Allí Jesús habló con una mujer samaritana, impactando positivamente la vida de ella. Todo pudo haber quedado ahí. Pero aquella mujer no podía guardar para sí la alegría de haber encontrado lo que por tanto tiempo había estado esperando, el Mesías prometido. Le es imposible callar las buenas nuevas que ha recibido y corre a comunicar a sus compueblanos lo que había descubierto. Se convierte en portavoz de las buenas nuevas de salvación y los invita a salir a conocer a Aquel que le ha dicho todo lo que había hecho. De esa manera se convierte en canal de bendición para el pueblo de Samaria, que ya no sólo creyó por lo que la mujer les había dicho sino por lo que ellos mismos habían escuchado.

En Puerto Rico hablamos de que hay una crisis de valores, que el pueblo se ha corrompido, y el eslogan que se escucha por doquier es: “QUÉ NOS PASA PUERTO RICO”. Me pregunto, ¿verdaderamente queremos saber qué le pasa a Puerto Rico? Y si es verdad que lo queremos saber, ¿para qué lo queremos saber?

El Dr. Gabriel de la Luz Rodríguez escribió un artículo publicado en El Vocero del 19 de julio de 2008 titulado ¿Crisis de valores o los valores de la crisis? Del mismo extraemos los siguientes datos: no podemos negar que estamos viviendo ante una descomposición social, caracterizada por la desintegración de las normas que aseguran el orden social. En otras palabras, el desorden o la falta de claridad en las reglas sociales de la solidaridad, se ha convertido precisamente en la norma. Esto no implica que en el pasado nuestro pueblo estuviese libre de males sociales. Pero como la violencia hoy es omnipresente, habita en todos los espacios de sociabilidad posible, se ha hecho espectáculo y algunos dirán que representa estética en nuestra era comunicacional.

Otro artículo que publicara El Vocero el 17 de junio de 2008, de Mario Santana y que se titula ‘En pedazos’ la familia, reseña estadísticas de 2006-07, del Departamento de la Familia. Los datos reflejan que 46,444 menores, o sea 4.5% de los más de un millón de menores de 18 años en Puerto Rico son víctimas de negligencia o maltrato. De esos 46,444 menores poco más de la mitad estaban relacionados con negligencia que va desde el abuso sexual (4.3%), la explotación laboral (.02%), el maltrato físico (14%), el maltrato emocional (12.6%) y el maltrato múltiple (16%). Las áreas geográficas de mayor incidencia reportadas son San Juan y Carolina.

Nuestra iglesia está ubicada en medio de esos dos municipios cuya población infantil está siendo dañada. Mi pregunta ahora es ¿QUÉ NOS PASA IGLESIA? ¿Estamos siendo la Iglesia que Jesús vino a comprar con su sangre vertida en la cruz? ¿Acaso somos la iglesia que René González nos describe en su himno “Mi Iglesia”, la que sana al herido, rompe cadenas, liberta al cautivo, aclara la mente al que está confundido y habla verdad? ¿Somos una iglesia que brinda esperanza al alma angustiada y que sana las heridas de esta humanidad? ¿Estamos siendo esa iglesia?

Hablamos de transformación en diferentes niveles, hacemos votos delante de Dios para que promueva en nosotros esa transformación espiritual y emocional que necesitamos. Pedimos ser llenos del Espíritu Santo. Reclamamos los dones que el Espíritu reparte. Eso es bueno y todas las personas tenemos el derecho pedir lo que por gracia está disponible para los hijos e hijas de Dios. Pregúntale al que está a tu lado: ¿para qué pides transformación y llenura del poder de Dios? ¿Acaso lo que quieres es sentirte satisfecho espiritualmente? Sabes, si esa transformación no la traduces en acción de buenas obras, de nada te sirve. En I Corintios12:39 leemos: “Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aún más excelente”. Ese camino es el del amor.

Dejemos, pues, de mirar al gobierno, el estatus y a las instituciones cívicas como responsables de lo malo que sucede en nuestra isla. Mirémonos a nosotros mismos y la responsabilidad que como cristianos y cristianas tenemos ante la necesidad que tiene nuestra sociedad de sufrir una transformación integral. No preguntes qué puede hacer por ti y por esta sociedad el gobierno, pregunta qué puedes hacer tú por Puerto Rico.

Actualmente en Puerto Rico hay un movimiento que constituyó el Centro de Diálogo Interreligioso. El mismo estará invitando al pueblo a hacer un peregrinaje a las iglesias, mezquitas y sinagogas para vivir y compartir momentos de fe. Este movimiento ya se ha iniciado en el Lejano Oriente, Europa, y América Latina. Es hora de romper barreras religiosas buscando aquello que nos une en bien de la sociedad.

Si Jesús no hubiese roto con la barrera social y religiosa que imperaba en sus días y si la mujer samaritana no hubiese compartido las buenas nuevas que había recibido, aquella comunidad no se hubiese beneficiado en aquella hora de recibir el mensaje de salvación de labios del propio Mesías.

Tú tienes las buenas nuevas, compártelas. Si todos hacemos lo que nos corresponde y cumplimos la encomienda que Jesús nos legó, la barrera del pecado será destruida y cosecharemos transformación social.

Así somos, pueblo de Dios que cosecha restauración para dar promesa a tu familia



Por Hna. Ruth Colón


Lectura bíblica: Deuteronomio 11:18-24

Para cosechar restauración es necesario haber sembrado la semilla de la fe, la esperanza y el amor. Pero para poder sembrar estos tres, es necesario conocer, entender y vivir las buenas nuevas de salvación.

Podríamos resumir el pasaje bíblico de hoy en tres pasos: conocer la ley de Dios y observarla; enseñar la ley de Dios; recibir las promesas de bendición como recompensa.

En los versículos anteriores al pasaje que sirve de base a esta reflexión, el Señor instruye a su pueblo a amarle y a guardar sus mandamientos. Para poder amar a Dios y guardar sus mandamientos hay que conocerlo, aceptarlo, reconocerlo como el Señor de nuestras vidas y vivir en obediencia.

Otra instrucción que Dios da a su pueblo es: “Grábense estas palabras en el corazón y en la mente; átenlas en su mano como un signo, y llévenlas en su frente como una marca. Enséñenlas a sus hijos y repítanselas cuando estén en su casa y cuando anden por el camino, cuando se acuesten y cuando se levanten”.

¿Por qué Dios les manda a tener sus palabras en su corazón y atadas en su mano y en su frente?

El Pueblo de Dios debía tener presentes en todo momento la ley y vivir conforme a los mandamientos. Atesorar en el corazón los mandamientos producía bien y era bendición para la persona. También servía como testimonio de fidelidad porque era evidencia pública de un pueblo que sigue los decretos de su Dios y no se avergüenza de ellos. Igualmente preservaba la tradición para las generaciones por venir. Era necesario enseñarla porque la responsabilidad de la instrucción era de los padres. Como la enseñanza era oral porque no existían libros de texto ni otros medios con los cuales hoy contamos, era necesario preservar fielmente los mandamientos para que no fueran distorsionados. Por lo tanto, la persona que atesora en su corazón el amor de Dios y sus mandamientos, debe ser una persona devota, compasiva, respetuosa, vertical y digna de ser imitada.

¿Por qué el pueblo cristiano tiene que guardar la ley pero no tiene que atarla en su mano o en su frente, o ponerla en el dintel de su puerta? En sus enseñanzas, Jesús estableció que él no vino a abrogar la ley sino a cumplirla. Además, nos dio una ley suprema que es el amor. Esa ley él la talla en el corazón del ser humano y se vive en la relación que mantenemos con él, con nuestros semejantes y con el resto de la creación cada día. Son las vivencias diarias con los tuyos lo que permite establecer unas relaciones familiares saludables que pasen de generación en generación. Como parte de esa relación transmitimos conocimientos y vivencias cristianas.

Cuando ponemos nuestros planes en manos de Dios, podemos testimoniar a otros las bendiciones que Dios nos da, aún en los momentos más difíciles. De esa forma pueden conocer que Dios es fiel y siempre cumple sus promesas.

Quiero hacerme eco del artículo Hablemos de la espiritualidad en la familia, escrito por el Pastor General, Rvdo. Edward Rivera Santiago, reproducido en el boletín Semillas de Esperanza de mayo de 2008. Entre otras cosas, señala el Rvdo. Rivera Santiago la necesidad de hacernos conscientes de la presencia de Dios en la familia. Además, nos invita a desarrollar conciencia de que somos parte importante de una familia, a cultivar la espiritualidad para armonizar, compartir y comunicar lo mejor de nosotros para enriquecer el hogar. Nos llama a “comprometernos primeramente con Dios y con nuestra amada tierra para ir generando familias más sólidas y sanas”.

Si logramos esto podremos afirmar que atesorando en nuestro corazón la ley de Dios podremos como pueblo cosechar restauración para nuestras familias, nuestro país, y el Pueblo de Dios.

English Summary:

WE ARE GOD’S PEOPLE WHO REAP PROMISE OF RESTORATION OF THE FAMILY (Deuteronomy 11:18-24)

To be able to reap restoration, it is necessary before to plant the seeds of faith, hope and love. And to be able to plant these three, it is necessary to know, to understand and to live accordingly with the good news of salvation.

Today’s scripture’s passage focuses on three principal steps in the process of living according to God’s law: to know and observe God’s law, to teach God’s law, and to receive God’s promises of blessings as a reward.

If have the desire to love God and keep his commandments, we need to know him first, accept him, live in obedience, and recognize him as the Lord of our lives.

The people of God in the Bible had to keep and teach his law every moment, and live according to his commandments. They discovered that when they treasured God’s sayings, this action develops in a sense of wellbeing and blessings.

In his teachings, Jesus established that he came not to abrogate law, but to accomplish it. He taught us that the supreme law is love. And this law is the only one that can stay deep into our hearts to help us maintain our relationship with Him, with our neighbors, our families, and all other creatures.

When we put our plans in God’s hands, we can be able to testify of God’s blessings and the way He keeps his promises.

I would like to refer for a moment to Rev. Edward Rivera’s article “Talking about spirituality in the family”. Among other things, Rev. Rivera emphasizes in the need of being aware of God’s presence in the family. He invites us to develop spiritual skills to share and communicate with all members of our families.

Accomplishing these goals and treasuring God’s sayings and promises in our hearts will mean that we will be able to reap restoration of our families, our country, and the people of God.

Usa tu talento o lo perderás

Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

Lectura bíblica: Mateo 25:14-30

Introducción

Dios bendice a cada persona con algún talento. Todos tenemos la misma oportunidad de desarrollar nuestras capacidades y talentos. Dios requiere a cada cual que trabaje lo que recibe: el que tiene dos, pues dos; el que tiene tres, tres; y el que recibe uno, uno. Dios no le impone a nadie una carga por sobre lo que puede, sólo espera que cada persona actúe acorde con lo que tiene.

Piensa por un momento: ¿Cómo trabajas el talento recibido? Recuerda, Dios tiene una gran expectativa de ti. Él cree en tu capacidad y valora tu talento. La gran recompensa de hacer es la gran oportunidad de hacer más. La buena noticia es que al que tiene un talento no se le requiere producir cinco talentos.

El que recibió un talento minimizó lo que recibió del Señor

Es importante descubrir lo recibido y, más aún, trabajar con lo recibido. El siervo de la parábola se fijó en lo poco que tenia y menospreció lo que podía hacer con el talento.

¿Alguna vez has soñado lo que puedes hacer con lo poco que tienes? En ocasiones tenemos expectativas maravillosas sólo cuando tenemos mucho; soñamos lo que desearíamos hacer con lo mucho. Soslayamos lo que consideramos es poco y a veces respondemos como el siervo: “Señor, sabía que eras duro, que cosechas donde no sembraste, por lo tanto, yo enterré el talento”.

La parábola de los talentos presenta un reto a quienes tienen enterradas sus habilidades y sus capacidades. ¿Cómo podemos desenterrar lo que hemos recibido?

Dios tiene gran expectativa en nuestra tenacidad (que se pega o prende con fuerza a una cosa; que opone mucha resistencia a romperse o deformarse). Dios quiere que seamos tenaces en el desarrollo de nuestros talentos y que nos resistamos a deformar el don que nos ha dado.

El Señor espera de nosotros diligencia (solicitud, dependencia). Debemos desarrollar el sentido de ser solícitos para desarrollarnos. El siervo de la parábola no cultivó la solicitud en su desarrollo como persona.

También se espera de nosotros disciplina, la cual nos lleva a la recompensa de disfrutar el logro. En la parábola, los que trabajaron sus talentos no sólo recibieron más responsabilidad sino que también recibieron recompensa por la labor realizada. La recompensa vino por haber creído en la capacidad, en la tenacidad, en la diligencia y disciplina del ser mismo.

Podemos minimizar lo poco que hemos recibido y perder la oportunidad de hacer algo importante en nuestra vida. Dios ha comenzado un gran proyecto con cada uno de nosotros y hoy nos invita a identificar el poder de la tenacidad, la disciplina y la diligencia como instrumentos necesarios para desenterrar lo que hemos minimizado en nosotros.

Recuerda: la oportunidad de hacer algo nos invita a la aventura de dejar la zona de seguridad falsa donde estamos.

La parábola es un estímulo al servicio y a la fidelidad en el servicio

Dios espera lo mismo de aquéllos que han recibido poco que de los que han recibido mucho. Desentierra ese talento que has minimizado y has enterrado por pensar que es muy poco. Úsalo o lo perderás.

Rechaza la pereza, rechaza la flojedad de ánimo. Pide al Señor convicción, dirección, entusiasmo. Desentierra el ánimo, desentierra la fuerza de espíritu. Redescubre lo que has recibido de parte de Dios como una gran oportunidad para contribuir sirviendo con poder en tu comunidad.

El Señor vendrá a pedirnos cuenta de la labor realizada. Por esta razón es importante que nos edifiquemos unos a otros. Utiliza la palabra buena para estimular a los que necesitan estímulo y sé un canal de bendición para los demás. Usa tu talento o lo perderás.

Desentierra tu capacidad escondida para ser instrumento de bendición para otros. Recuerda que si dejas enterrado lo que has recibido no se habrá de multiplicar. Úsalo o lo perderás.

El regalo de Dios

Abre el regalo que has recibido de Dios. Es posible que te sorprendas de lo maravilloso de tu talento único.

El Señor brinda su regalo en su complacencia y para su complacencia. Podemos celebrar la fiesta de regalos y cada uno de nosotros presentaría el regalo o los regalos de talentos y dones recibidos. Allí descubriríamos que aun muchos de nosotros desearíamos el talento de alguien que sólo posee uno.

Muchos de nosotros hasta lo expresamos cuando hablamos entre nosotros. “Muchacho, si yo tuviera esa habilidad que tú tienes. Si yo orara como tú oras. Si yo leyera como lees. Si yo…”

Cavamos más y más profundo para enterrar nuestro talento y nos castigamos pensando que nuestro regalo es de menor importancia.

El Señor viene a buscar el fruto de nuestro trabajo, no a resaltar los talentos regalados. Viene a buscar el fruto de nuestra labor realizada. Él mismo se ha encargado de repartir los talentos y nos ha dado libertad para utilizarlos. Usa el talento que tienes o lo perderás.

El Señor viene a recibir el fruto de lo que hemos hecho con el regalo que nos dio al dotarnos de talentos y dones. Vienen a preguntarnos qué hemos hecho con nuestro talento.

El que recibió un talento sólo responderá por el que ha recibido para servir. ¿Estás utilizando el regalo de Dios? ¿Cómo estás utilizando el regalo de Dios? Úsalo o lo perderás.

Busca en ese lugar donde tienes el talento de Dios en ti, busca la manera más útil para él y úsalo, o lo perderás. Recuerda ser diligente, ser solícito, comprometido. Dios bendice a cada uno según sea su compromiso. Dios pedirá cuenta de tu talento de la misma manera que al que le ha dado varios talentos. El único que posees es tan vital como los demás talentos, pues es regalo de Dios para servir y establecer su reino.

Siembra gozo en la mayordomía del tiempo


Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

Lectura bíblica: Eclesiastés 3:1-2,11

Introducción

El rey Salomón escribe: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”. El desafío de la vida es aprender a manejar los eventos en el tiempo y lugar adecuados.

El tiempo transcurre desde el nacimiento hasta la muerte. ¿Cuáles son las experiencias principales de la existencia entre el nacimiento y la muerte? Salomón contesta la pregunta diciendo: Plantar, arrancar, matar, curar, destruir, edificar, llorar, reír, endechar, bailar, buscar, perder, callar, hablar, amar, aborrecer, guerra y paz”.

¿Cuál es el desafío?

El desafío es nacer para morir. El desafío de la vida es aprender a manejar los eventos en el tiempo y el lugar adecuados. ¿Cómo manejamos los eventos en el tiempo?

Para algunas personas, el tiempo no es suficiente para manejar los eventos que marcan sus vidas. Para otras, los eventos del tiempo se presentan como oportunidades únicas que deben ser apreciadas.

En un antiguo cementerio en Loma Vista, California, las lápidas tienen obituarios muy fascinantes. A alguien que le gusta coleccionar obituarios encontró en este cementerio citas muy fascinantes.

Una lápida tiene el escrito: “No puedes ganar” y luego está el nombre de la persona.

Al leer la inscripción podemos inferir que posiblemente la persona estuvo batallando por una vida larga hasta ser vencido por la muerte. ¿Cómo enfrentaría la batalla por la vida? ¿Disfrutaría cada momento vivido? ¿Extendería la mano a sus semejantes? Ciertamente no podemos ganarle a la muerte pero si podemos vivir a plenitud disfrutando cada momento de los eventos de la vida misma.

Otra lapida decía: “Nuestro querido hijo, 3 de mayo 1940 a 7 de mayo de 1940”.

Estos padres tuvieron un tiempo de 120 horas para disfrutar y librar una batalla por la vida de su hijo y los eventos le fueron adversos, pero estos no pudieron impedir el milagro del amor paternal y maternal. La vida puede parecer corta, pero si administramos el tiempo que nos ha tocado vivir podemos dejar huellas con la fuerza del amor indestructible.

Una tercera lapida tenia una inscripción curiosa: “Dedicada a la memoria de mi esposo John Barnes quien murió el 3 de enero de 1803. Su agraciada y joven viuda de 23 años tiene muchas cualidades para ser una buena esposa y anhela ser consolada”.

Los hechos que acontecieron en la vida de esta joven viuda probablemente la motivaron a manejar de esta manera los eventos en el tiempo que le tocó vivir.

Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero no tenemos el mismo horizonte.

Todas las lápidas representan el paso del tiempo exactamente de la misma manera. El tiempo que pasamos siempre será representado en una línea horizontal. La manera en que administramos el regalo de Dios es decisión individual. Cada una de las lápidas representa a una persona bajo el mismo cielo pero con diferentes horizontes o metas.

El día que nacemos abrimos el regalo del tiempo que Dios nos brinda

¿Cómo estamos gastando el tiempo que Dios nos ha regalado? Podemos gastar el tiempo de nuestra vida sólo buscando el bienestar personal y al final descubrir que nos faltó lo más importante.

Hay que vivir la vida en lugar de sólo existir en la vida. Planta entusiasmo en tu vida para vivir a plenitud.

Abraham emprendió el viaje hacia la tierra prometida a los 80 años.

Moisés subió a la cima de montaña Pisga a la edad de 125 años.

Bonie Consolo, la mujer que nació sin brazos, aprendió a manejar un auto, a cocinar, a vestirse y a peinarse con sus pies. Plantó en su ser la semilla de la vida plena a pesar de la limitaciones con las que nació.

Discierne tu tiempo y actúa adecuadamente, en armonía con el Señor. Dios controla el tiempo, por esta razón debemos aprender a reconocer nuestras limitaciones y a disfrutar de nuestros talentos y dones, de las oportunidades que el Señor nos ofrece cada día.

En estos momentos de tu vida ¿qué acapara tu tiempo? Es importante que respondas la pregunta y reenfoques en las cosas que son relevantes en la vida y el tiempo que Dios te ha regalado.

Puedes dejar el regalo de la vida a un lado y existir. No tener ningún empeño en utilizar el regalo y usarlo adecuadamente. Pero pudiera ser que no tengas otra oportunidad para disfrutar lo que Dios te ha dado.

Mira la familia que tienes, la pareja que tienes, los hijos que tienes, la salud que tienes, la vista que tienes, las posibilidades que tienes. Éste es el momento para vivir a plenitud administrando correctamente el tiempo que has recibido de parte de Dios.

No olvides que no sólo hay que trabajar para estar bien en el futuro. Es más importante mantener una buena relación con Dios y que nuestra vida que refleje el Shalom divino en nosotros.

Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero no tenemos el mismo horizonte.

Todo lo hizo hermoso

Dios hizo todo hermoso en un momento, y puso en la mente humana el sentido del tiempo, aun cuando el hombre no alcanza a comprender la obra que Dios realiza de principio a fin.

Todo es hermoso si puedes distinguir en ello el regalo de Dios para ti. Los eventos de pérdida pueden ser una gran oportunidad para descubrir el poder del amor y la fuerza de voluntad para levantarnos. El tiempo actúa como canal que nos conduce a nuevas etapas y hechos nuevos en la vida.

El tiempo sólo es un reflejo medible en la mente humana. Dios está fuera de nuestro crono del tiempo. Todo lo que acontece ocurre en el crono humano. Pero debemos recordar que el crono humano es diferente al kairós divino.

No es importante comprender los eventos, pero sí distinguir el tiempo que Dios nos ha regalado. No es momento para echarnos a correr porque nos queda poco tiempo. Es el momento para degustar, disfrutar, vivir, gastar, balancear el regalo de Dios.

No intentes gastar el regalo solo y sin dirección. Busca a Dios, cultiva tu relación con el autor de la vida y creador del tiempo. Administra tus días con celo y acércate al Señor en todas tus cosas. Encomienda al Señor tus salidas y tus entradas.

Confía y lograrás vivir a plenitud con dirección divina. Entrega tu tiempo a Dios. Cultiva la lectura de la Palabra. Planifica un tiempo para dar, compartir, salir, celebrar tu vida. Bendice a Dios en todo tiempo y tus cosas marcharán bien.

Tristeza y gozo

Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

A Eric

Lectura bíblica: Juan 16:22-23

Así también ahora ustedes sienten pena…

La aflicción, la pena, la tristeza es un sentimiento del alma que expresa el sentir del ser humano. Jesús experimentó ese mismo sentir. Vivió la experiencia de la pérdida de su amigo Lázaro y lloró ante su tumba. Su tristeza, su pena, su dolor lo identifican con el ser humano que hay en cada uno de nosotros.

La aflicción del alma es una experiencia que nos identifica como hijos e hijas de Dios. El Señor puso en nuestro ser ese sentimiento que expresa nuestra limitación, que expresa vulnerabilidad.

Somos vulnerables ante los embates de la vida pero no por ello perdemos la fortaleza. El Señor nos acompaña en los momentos más difíciles de la vida y nos brinda la experiencia del lamento que se fortalece con la esperanza de su compañía en la hora del dolor.

Jesús lloró con nosotros y por nosotros. La pena que sentimos es producto de nuestra naturaleza humana creada por Dios.

Dios entiende nuestro dolor, nuestra pena, nuestra desdicha porque somos parte de su naturaleza.

Pero cuando los vuelva a ver, su corazón se llenara de alegría…

El Señor nos da la promesa de volver a vernos. La separación física no impide la promesa de eternidad. El Señor hará que nos volvamos a ver, en una dimensión diferente donde el lamento, el llanto y las lágrimas no estarán presentes. El Señor habrá de cambiar nuestro lamento en baile, nuestra tristeza en alegría por la eternidad.

En Jesús hay la promesa de una nueva humanidad solidaria en medio del dolor y la ausencia. Jesús ofrece la palabra de consolación y esperanza para todos los seres humanos que, como Eric, se acercan a Dios en busca de la eternidad.

Hace unas semanas, Eric me dijo: “Me queda mucho tiempo para ver la casa de Dios…” Y me abrazó.

Hoy puedo expresar que, a pesar de su ausencia de nosotros, este joven está en el lugar de eternidad donde el ver a Dios cara a cara es la mejor experiencia de gozo y alegría.

En el mundo tenemos aflicciones… pero los que confían en Dios vencen el mundo de las aflicciones y disfrutan de la eterna presencia de Dios.

Eric confió en esa promesa de eternidad… Y su corazón se llenó de la alegría de Dios que ofrece su presencia eternal a todos sus hijos.

Eric escuchó el llamado de Jesús sin una acción que reprochar o una palabra que decir… sólo se rindió… solo se entregó…

Su corazón se llenará de una alegría que nadie les podrá quitar…

El corazón sólo se llena de alegría cuando está lleno del amor perdonador y restaurador de Dios. Este joven sonrió con la presencia de Dios en su ser. Su alegría no provenía de su situación, ni de su edad, ni de su entorno. Su alegría se fundamentó en el Autor de la vida que es capaz de llenarnos de seguridad a pesar de las circunstancias vividas.

Eric participa ahora de la unidad con Dios el Creador.

Sólo puede llenarse de alegría aquel corazón que da espacio a Jesús en su ser para que entre y llene de gozo su alma. Eric recibió a Jesús en su casa mortal, permitió que Jesús entrara y cenara con él y ahora está ante la presencia de Aquél que llena de paz y luz a las almas que se rinden ante Él.

Sé una chispa de gozo y alegría

Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

Lectura bíblica: Lucas 15:8-10

Introducción

Una chispa es una partícula inflamada que salta de la lumbre. Chispa eléctrica, explosión ruidosa. Ser muy vivo, viveza, ingenio, despierto. Chispeante: ingenio y agudeza. Chispear; echar chispas. Chispoleto que es listo y vivaracho

Hace poco visité la casa de una de las tías de mi esposa. Al entrar a la casa, todos rían al mismo tiempo. Pregunté cuál era el motivo de tanta risa y ella compartió una experiencia que habían pasado en esos momentos. De la estufa estaban saliendo chispas y todos corrieron de la cocina al ver lo que estaba sucediendo, sin hacer nada. El esposo buscaba la salida y la tía no sabía dónde estaban las llaves para abrir la puerta de salida. Esta experiencia les causaba risa. Una chispa eléctrica cambió la rutina mañanera en un momento de preocupación momentánea que causó la risa que compartían.

I. Historias de gozo y alegría

En la narrativa de Lucas aparecen tres parábolas que producen gozo y alegría a los protagonistas.

En la primera parábola, una oveja está pérdida y cuando es hallada el protagonista la toma en sus hombros con alegría. Al regresar a su casa llama a todos los amigos y vecinos y les dice: “alégrense conmigo, ya encontré la oveja que se había perdido”.

En otra parábola, el regreso a su casa de un hijo que se había marchado es la chispa que produce gozo y alegría que es compartida con todos. El padre es la chispa para organizar una fiesta de celebración con todos por la llegada de su hijo.

En el pasaje de hoy una joven está preocupada porque una moneda se había perdido. Tenía diez monedas de plata y pierde una. La mujer de esta narrativa está desesperada echando chispas, pero no de alegría. Está buscando lo que se había perdido. La moneda que se había perdido conllevaba volver a trabajar para lograr lo que tenía antes.

Cuando algo se nos pierde echamos la chispa que inflama. Nada nos produce alegría y mucho menos gozo. Echamos chispas explosivas. ¿Cuánta chispa gastamos en las pérdidas? ¿Cuánta chispa perdemos buscando mantener intacto todo lo que tenemos?

II. Reacciones ante la pérdida

¿Cuál es la reacción de la mujer? ¿Cómo enfrentó su pérdida?

Encendió una lámpara

La mujer buscó una lámpara para iluminar las áreas oscuras de su casa. Cuando perdemos la chispa de la alegría y gozo debemos iluminar las áreas donde la luz se ha perdido. ¿Cómo estás manejando lo que se te ha perdido? ¿Cómo estás utilizando tus energías en lo que necesitas hallar? Lo primero que debes hacer es organizarte. Establece un plan de acción para lo que necesitas hacer. Piensa en lo que necesitas para hallar lo que se ha perdido. Piensa en las cosas que son útiles para lograr hallar lo perdido.

Barrió la casa

La mujer limpió la casa. Sacó las cosas del orden en que estaban para reordenar. Barrer es la acción de limpiar. ¿Cuantas cosas necesitas limpiar para hallar tu chispa? Reordenar nuestra vida en ocasiones es necesario para hallar la chispa del gozo y alegría perdida.

Buscó con cuidado

La mujer buscó diligentemente por toda la casa. Las cosas que perdemos pueden estar al alcance de nuestras manos y no las vemos. ¿Cuántas veces hemos hallado cosas buscando otras? Busca con cuidado lo que buscas. Enfoca tu mente en lo que deseas hallar. Presta atención a tu búsqueda. No te descuides ni te distraigas. No te quedes con la chispa explosiva dando vueltas sin sentido.

III. Mantén la chispa y el gozo

Mantente enfocado en lo que buscas, en lo que anhelas hasta hallarlo. La visión se agudiza cuando sabemos lo que buscamos y se oscurece cuando nos damos por vencidos. Es importante establecer qué es lo que queremos y mantener nuestra mirada enfocada hacia lo que deseamos alcanzar en nombre del Señor

Como la mujer de la historia, comparte tu experiencia con los demás. Celebra tus triunfos, tus metas alcanzadas, tus sueños realizados.

La mujer llamó a sus amigas y vecinas para celebrar con alegría el encuentro. Comparte tus logros, sé una chispa de gozo para aquéllos que te rodean. Tu alegría será mayor cuando veas que los demás se gozan contigo en lo que has logrado. No escondas tus hallazgos. Da testimonio de lo que has alcanzado.

Comparte la alegría de la vida. Celebra con gozo los logros que el Señor te ha dado. Exterioriza lo que el Señor ha hecho contigo.

Voz de un amor que siembra pasión y libertad


Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

Lectura bíblica: Mateo 21:1-11; 12-15

Introducción

Todas las cosas son diferentes cuando hay pasión, pasión para adorar a Dios. La pasión nos compromete con el trabajo o la labor que realizamos. Jesús tuvo pasión para trabajar en el establecimiento del Reino de Dios. Jesús tuvo pasión por rescatar al ser humano de sus pecados.

La pasión se define como una inclinación vehemente del ánimo, acompañada de estados afectivos e intelectuales, especialmente de imágenes y sueños, y potente para dominar la vida del espíritu.

La pasión por hacer la voluntad del Padre llevó a Jesús a entrar a la Jerusalén de todos los individuos.

La pasión de Jesús lo condujo al Templo para limpiar el lugar de adoración a Dios. Entró al atrio donde se ofrece el sacrificio a Dios y donde se devela el corazón humano ante el Señor.

Jesús se dirige hacia el lugar donde lo humano y lo divino se confunden en un abrazo celestial para ayudar a la humanidad a redescubrirse a sí misma.

El objeto de la pasión de Cristo es el ser humano. Jesús llega a su Casa para encontrarse contigo.

Descubre el propósito de Dios para tu vida

La entrada de Jesús en Jerusalén marca el acercamiento que Él tiene en nuestras vidas. Es importante descubrir que el objeto del amor de Dios somos nosotros. Su misericordia se viste de ternura y emprende el viaje hasta nosotros buscando nuestra redención.

Al igual que al entrar a Jerusalén, Jesús se acerca a nosotros con la determinación de entrar al lugar donde hacen falta cambios y afirmación del ser. La ciudad pregunta: ¿Quien es éste? Asimismo es necesario que contestemos esa pregunta en nuestro interior. Es necesario que distingamos la figura del Maestro y que reconozcamos quien es Él para nosotros.

Es importante distinguir al que se acerca a tu ciudad para que le abras las puertas del alma y Él pueda entrar. Quizás no conozcamos plenamente a Jesús de Nazaret, pero aun así se acerca a nosotros porque Él sí nos conoce.

Jesús quiere entrar a tu ciudad portando como bandera la paz. Quiere entrar con ternura y delicadeza. Sin embargo, en ocasiones confundimos ternura con debilidad, pues las gentes prefieren que sus lideres sean fuertes y con autoridad.

Necesitamos reconocer la ternura de Dios para hallar el camino correcto en nuestras decisiones. La ternura de Jesús mueve el corazón al verle en su afán de llegar hasta nosotros. Jesús conoce bien cómo nos sentimos en esta hora de nuestra vida y sabe muy bien lo que necesitamos. Jesús quiere entrar para darnos la esperanza de la salvación y del amor de Dios. Él se acerca manso, humilde y con la determinación de darnos entrada a su reino celestial.

¡Él es el Bendito Dios! ¡Él es el Unigénito del Padre! ¡Él es el Cristo, el Hijo del Dios Viviente! ¡Él es la Salvación del Mundo! ¡El es nuestro Redentor!

Jesús descubre el propósito de su pasión y el porqué de su llegada a nosotros

Poco después de su entrada a Jerusalén, Jesús se dirigió al Templo, eje de la vida cotidiana y centro de adoración del pueblo judío. Estando allí, Jesús volcó las mesas de los que cambiaban y los que vendían conciencias de adoración falsas.

Es necesario que Jesús vire tu orden cotidiano y ponga un nuevo orden en tus cosas. Deja que vuelque tu mesa donde tienes puestas todas tus esperanzas y le dé una nueva dirección a tu vida.

Es importante que todos tus asuntos tengan un nuevo sentido espiritual. Quita la mesa de las posibilidades materiales y personales y deja que Jesús voltee todo lo que está en ti y establezca el orden que tiene pensado para tu vida.

No le des más importancia a la mesa donde has puesto todas tus esperanzas. Deja que Jesús vuelque y limpie lo que hay en tu mesa.

Su acción aparentemente violenta es señal de la pasión del Bendito por ti. Recuerda: tú eres el objeto del amor de Dios.

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

Jesús entra para tomar dominio y señorío de tu corazón, que es el objeto del amor de Dios. Jesús quiere tomar dominio del lugar neurálgico de la vida del ser humano. Él sabe que su llegada será motivo de cambios importantes en todas las áreas de la vida. Cuando un corazón es visitado por Jesús palpita de manera diferente, se llena de luz y nada queda oculto. La llegada de Jesús mueve a un auto examen de conciencia y de intención.

Piensa por un instante en quienes constituyen en este momento los reyes de tu corazón. Examínate e identifica las causas que te llevan al estado espiritual en que te encuentras. Es importante abrir las puertas a Jesús y recibirle en nuestro ser con la esperanza y la seguridad de que su entrada dará un giro nuevo a nuestra vida. Jesús conoce los reyes de tu corazón y los identifica desde lejos. Su llegada es la oportunidad de Dios para una vida diferente.

Jesús quiere limpiar tu corazón de todas aquellas cosas que te alejan de Dios y no permiten tu desarrollo espiritual. Jesús quiere limpiar tu corazón, tu alma, tu ser entero. Jesús quiere entrar para que se cumpla en ti la voluntad del Padre.

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

Jesús quiere sacar fuera de ti estados de ánimo negativos, las frustraciones y las penas, las cargas y las desdichas. Él desea sacar fuera de ti las interferencias que impiden tu comunión con Él. Deja que el Nazareno quite de ti y eche fuera aquellas cosas que has mantenido en tu mente y que compras y vendes diariamente. Deja de comprar pesimismo, pesadez, olvido, desánimo, y aquellas cosas que has perpetuado en ti y no quieres desprenderte de ellas.

Es hora de que Jesús venga a tu corazón y limpie tu dolor, tus lágrimas, tu quebranto y tu alma. Recibe el perdón de Dios en esta mañana. Es hora de entronar a Jesús en tu corazón, en tu mente y en tu alma. Es hora de bendecir a Dios.

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

Actividades de Semana Santa: 16 - 23 de marzo

domingo, 16 de marzo - 10:30 a.m.
Domingo de Ramos
Dirige: Hna. Clara Cabrera
Participación musical: Hno. José Bocanegra
Predica: Rvdo. Carlos Cardona

martes, 18 de marzo - 7:30 p.m.
Drama: El poder de Jesús en oración
Participación especial Resurrección de Lázaro
Dirige: Hna. Conchita Ruiz

jueves, 20 de marzo - 7:30 p.m.
Santa Cena y Lavatorio de pies
Dirige: Hna. Iksén Rivera
Participación musical: Hno. Juan Ramos
Predica: Hno. Fernando Cruz

viernes, 21 de marzo - 9:00 a.m.
Cantata: Voces de reflexión en torno a la cruz, un canto a la vida y la redención
Participación musical: Hermanos solistas de la congregación
Dirige: Hna. Hilda Malavé

domingo, 23 de marzo - 8:00 a.m.
Reflexión en la casa de Juan el discípulo
Acto de Bautismos
Participación especial: Hna. Kassandra Flores
Dirige: Hna. Ruth Colón
Oficia: Rvdo. Carlos Cardona

Ante la crisis, afirmamos un ministerio terapéutico

Por Rvda. Edma M. Torres López
Directora de Programa
Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico


Afirmamos la esperanza, la fe y el valor. Este tiempo difícil nos desafía a vivir la fe. La crisis es la oportunidad de poner en práctica las convicciones que predicamos y el espacio en el cual podemos sentir al Señor más cerca que nunca. Él es nuestro Dios y nosotros su pueblo.

Para enfrentar la crisis necesitamos conocer de qué se trata y cómo Jesús intervino en la vida de aquéllos que estaban sufriendo adversidades.

Todo proceso crítico implica dolor, pero también recuperación y cambio. El evangelio nos brinda las herramientas para enfrentar las adversidades con la fe, la esperanza y el valor de Jesús.

El evangelio nos enseña que todo momento crítico requiere de un proceso de ayuda. No tenemos por qué sufrir nuestras crisis en soledad. En Cristo, en la comunidad de fe, en los recursos pastorales y profesionales encontramos sanidad.

Los evangelios nos presentan a Jesús “terapeuta”. El vocablo “terapia” se deriva del griego “terapeuo” y significa “curar”. Jesús fue una voz profética para la gente de su tiempo. Compartió la esperanza, el consejo, la educación y la sanidad. En su ministerio de acompañamiento Jesús ayudó a la gente a enfrentar su realidad y a levantarse de ella. Algunos casos conocidos son: la crisis de salud de Bartimeo (Marcos 10:46-52), la crisis por pérdida de la hija de Jairo (Marcos 5:21), la crisis de salud, social y religiosa de la mujer con el flujo de sangre (Marcos 5:25) y la crisis moral de la pareja sorprendida en adulterio (Juan 8:1-2).

Algunas características comunes que tenían estos casos son: enfrentar la realidad, buscar ayuda en Jesús y recibir ayuda de Jesús, lograr la atención de Jesús y recibir su palabra, su ayuda y su compromiso, desprenderse de la carga, curarse (sanidad integral), levantarse y recobrar la vida, y seguir a Jesús en el camino.

Desde su ministerio, Jesús nos llama a ser una iglesia terapéutica. En tiempos de crisis, Puerto Rico necesita laicos y laicas, pastores y pastoras preparados para responder con sabiduría y eficacia al dolor profundo que vive nuestro pueblo.

¿Qué podemos hacer en el proceso de asistencia?

1. Hacer evaluaciones más precisas de la persona en crisis.

2. Movilizar redes de apoyo. Identificar recursos espirituales y profesionales dentro de nuestras congregaciones que puedan acompañar a quienes sufren e identificar organizaciones externas a donde podamos referir a nuestra gente.

3. Dar un significado especial a la crisis y a la vida. Es importante afirmar que la crisis altera nuestro ritmo habitual de la vida, pero también puede ser un momento decisivo de desarrollo y transformación en el que Dios actúa.

4. Fortalecer la vida espiritual con convicción teológica. Cultivar la disciplina de la oración y el estudio de la Biblia. Buscar apoyo y consejo en Dios, compañeros de ministerio y recursos profesionales especializados. Conocer los aspectos legales en Puerto Rico sobre la intervención en crisis.

¿Cómo podemos brindar efectivamente la primera ayuda?

1. Establecer contacto psicológico. Escuchar activamente y reflejar empatía. Comunicar apoyo y aceptación a través de mensajes verbales y no verbales. No hacer juicios morales que incrementen el sentido de culpa y vergüenza. Validar los sentimientos del que sufre guiarles hacia las diversas opciones posibles que le encaminen a una resolución saludable.

2. Examinar las dimensiones del problema. Identificar el factor o evento precipitante. Identificar los recursos personales para enfrentar la crisis. Identificar la red de apoyo y el nivel de peligrosidad. Identificar los conflictos teológicos, las creencias y las expectativas. Auscultar qué quiere o qué espera la persona en crisis del ministro y de la iglesia.

3. Analizar las posibles soluciones. Redefinir el problema. Explorar y reconsiderar soluciones intentadas previamente. Lograr que la persona en crisis genere nuevas soluciones. Proponer alternativas adicionales. Enfatizar las fortalezas y virtudes de la persona. Movilizar los recursos idóneos de la iglesia. Activar a la persona en crisis tanto como sea posible.

4. Dirigir y velar la ejecución de la acción concreta. Mantener una actitud facilitadota y solidaria más que una actitud directiva y autoritaria. Definir un plan de acción: quiénes harán qué y en qué momento, responsabilidad compartida, supervisar que cada persona ejecute su parte.

5. Dar seguimiento. Contacto posterior (cómo, dónde y cuándo). Verificar el progreso y logro de las metas. Asegurar el enlace con otros recursos de ayuda.

La Biblia, especialmente el Antiguo Testamento, contiene las experiencias del pueblo de Israel con su Dios, que es presentado como el Dios que salva (que da salud), que libera… y llega a su punto culminante en su encarnación en su Hijo Jesucristo, quien vino a salvar a la humanidad y a darle vida nueva.

Hoy Dios nos llama a ejercer un ministerio sanador, un ministerio que acompañe, que defienda la vida, y que cure. Proclamemos a viva voz como el himno:

Oh, preciosa, fuente sanadora.
Para todos fluye libre.
Oh, preciosa fuente sanadora.
¡Gloria a Dios me sana a mí!

Publicado originalmente en la revista Semilla de Esperanza, órgano informativo de la Iglesia Evangélica Unida de Puerto Rico, Febrero 2008.

Siembra y cosecha

Por Hna. Socorro Merced

Hace como 55 años yo vivía en un sitio donde no había calles y las casas estaban en desorden. Pero allí había niños y niñas creciendo a quienes les gustaba jugar. Cuando iban a jugar a casa, yo les contaba las historias bíblicas que enseñaba a los niños de la iglesia. Los niños de la iglesia eran dos hermanitos muy listos que nunca olvidaré: Carmen y Pablito Negrón. Eran muy inteligentes y me hacían estudiar y aprender mucho para luego compartir con ellos. ¡Hacían unas preguntas! ...ja, ...ja. Bien, mis vecinitos también eran muy listos y oían todo lo que yo les contaba y los papás, que eran bien católicos, los oían a ellos. Una vez hasta presentamos un drama de Navidad con los niños, invitamos a los papás y les repartimos dulces.

Tal parece que, sin yo pensarlo, estaba sembrando una buena semilla en ellos, pues hace poco, durante la pasada semana de Acción de Gracias, aparecieron dos de ellos a mi casa, hermano y hermana. No los veía desde hace como 50 años, quizás más. Yeyo y Lucre averiguaron mi dirección y vinieron a visitarme a mi casa. ¡Qué alegría! ¡Qué gozo sentí! Ya son casi tan viejos como yo... Se sentían felices de venir a verme ... y yo, mucho más feliz.

Hablamos, hablamos y hablamos... reímos, reímos y reímos... y comimos, y comimos, y comimos. Fue un día maravilloso.

Yeyo era el muchachito que en su bicicleta le llevaba la comida a mi esposo Juan a la fábrica. Me hizo chistes de las cosas que le pasaban.

Fue un día que Dios hizo muy hermoso y muy especial para mí. Me agradecieron los muchos y buenos valores que les inculqué, los cuales, dicen, les han sido muy útiles en sus vidas. ¡Que bonito! Me sentí feliz, feliz.

Ahora él persevera en una iglesia pentecostal y es un gran líder. Ella pertenece a otra iglesia protestante.

No quiero darme coba, como diría mi Pastor en el Junquito, pero creo que sembré la semilla, aunque tuve que esperar para ver el resultado. Fue como una semilla de recao que regué en mi patio hace meses y no había nacido, pero la semana pasada, arrancando la mala yerba, encontré que la semilla del recao está naciendo. Unas cuantas plantitas salían de la tierra a coger aire y sol para crecer.

Debemos sembrar y tener fe, porque algún día la semilla nacerá, florecerá y dará fruto. Dios me hizo el gran regalo de ese día.

Como dice una reflexión: "Sembrando, siempre sembrando". Gracias, Dios, gracias.

febrero 2008

Siembra encuentro y sustento



Por Rvdo. Carlos A. Cardona Marcano
Pastor
Lectura bíblica: Marcos 12:41-44

Introducción

En los tiempos de Jesús, una viuda pobre era la más pobre entre los pobres. Las mujeres viudas no tenían ninguna ayuda para su sustento. Dependían de lo que habían ahorrado y de los hijos habidos en su juventud.

En una sociedad que mide a la gente por sus posesiones, Jesús invierte el valor de las cosas para establecer que las posesiones no necesariamente nos acercan al reino de Dios. Para Dios, el valor del ser humano supera al de sus posesiones.

¿Qué motiva la visita a la Casa de Dios?

Jesús llegó al templo de Jerusalén. Dios visitó su Casa de Oración, la que un día construyó Salomón para que habitara en ella. El templo recibía la visita de personas de todas las clases sociales del país, comerciantes, viajeros, hacendados y extranjeros que venían a visitar el templo.
El Señor de la Casa entró como cualquiera de los asistentes y se confundió entre los presentes. No eligió un lugar privilegiado, ni se mezcló con alguien en particular. Es interesante, Dios estaba en su Casa, a la vista de todos, y nadie le reconoció. Observaba a todos y a todo sin ser reconocido.

De la misma manera, Dios esta aquí hoy, ahora mismo, aunque no le podamos ver. Él conoce nuestra intención, la razón de nuestra visita a su Casa. Dios conoce lo que acontece en nuestro ser y sabe la intención del corazón. Jesús observa lo que esta ocurriendo en su Casa. Tiene un lugar privilegiado que le permite distinguir las intenciones del corazón sin que le expresemos palabra.

Visitar la Casa de Dios nos motiva a poner en sus manos todos nuestros asuntos, nuestra familia y el sustento necesario para vivir. Es por estas razones que venimos a dar gracias y a adorar en su Casa: para dar gracias y alabar por la intervención divina en nuestros asuntos, para hablar con Él en oración, para presentar nuestra ofrenda en actitud de adoración, y para encontrarnos con el Señor en su Casa.

La viuda se hace notable ante la mirada de Jesús

Durante esta visita, Jesús se detuvo a observar y vio a los ricos que depositaban grandes ofrendas en las alcancías del templo. El atrio de las mujeres también tenía unas trece cajas en forma de trompeta para recoger las ofrendas. Allí Jesús vio a una viuda pobre que echaba dos moneditas de cobre.

La viuda se acerca al Templo para hallar en Dios una esperanza a su realidad. El evangelio según San Lucas no dice que pidiera algo, ni que estuviera triste. La ubica en el templo frente a todos los presentes en actitud de adoración. La viuda es la más pobre de los pobres que se acerca al templo y, aún en la escasez, da gracias a Dios. Su acción pone de manifiesto su confianza en el dador de todas las cosas.

¿Por qué se hace notable la viuda a la mirada de Jesús? Primero, por su actitud en la Casa de Dios. Se acerca para estar en contacto con Dios en medio de su realidad. Segundo, por Su devoción en la adoración. La viuda presentó su sacrificio en adoración llevando al altar su ofrenda de dos monedas de cobre de poco valor. Y finalmente, por su desprendimiento, lo importante no es lo mucho que se da, sino la disposición y la actitud de ofrendar en sacrificio como parte de nuestra adoración al Señor.

Es necesario acercarnos al templo con la seguridad de que este lugar es Casa de Dios y Puerta del Cielo. Nuestra adoración al Señor se completa con la presentación de nuestras ofrendas.

Jesús está mirando nuestra disponibilidad para con el Padre Eterno. Nuestra contribución es expresión de nuestra gratitud a Dios. El encuentro con Dios nos convoca a presentar nuestra ofrenda como un sacrificio agradable a Dios.

La viuda practicó un acto de desprendimiento ante el encuentro con el que todo lo puede. La viuda se desprendió de un sentimiento egoísta. Este sentimiento muchas veces domina nuestro ser al presentar sacrificio de ofrenda a Dios. Es importante cultivar el desprendimiento al presentar nuestra ofrenda a Dios, en la confianza de que el Señor provee siempre.

Jesús fija su mirada en la seguridad que la viuda tiene en Dios. Ella dio lo que tenía y más, pues dio aun de lo que había recibido por gracia divina.

La medida de nuestra ofrenda a Dios

¿Cómo podemos saber la medida de nuestra ofrenda a Dios? La viuda responde a esta pregunta con una acción de entrega y sacrificio. Nos muestra su desprendimiento con total seguridad en Dios.

El Señor provee, el Señor vela por sus hijos. La golondrina recibe cada día su alimento, la lluvia es sostén de la tierra, en una manifestación del amor de Dios. Así también el himnólogo se inspira cantando: Si Él cuida de las aves, cuidará también de mí.

Afirma en tu corazón el cuidado de Dios para ti. Ofrece a Dios la medida justa de los bienes que recibes. Adora al Señor con toda tu alma y presenta sacrificio de ofrenda al Señor de la Iglesia.

Dios está en su Casa y su mirada la fijará en ti de la misma manera que lo hizo con la viuda. El Señor no se negará a aceptar tu medida, pues lo poco puede ser mucho en las manos de Dios.

Es mejor que seamos como la viuda pobre que Jesús describió, y seamos honrados por encima de todo. Lo que cuenta no es el tamaño de la ofrenda sino la medida de amor y sacrificio con que la presentamos ante el Señor.

Presenta tu ofrenda en adoración y espera que Dios se agrade de tu entrega de amor. No mires lo que te rodea al momento de presentar tu ofrenda, Dios te ve y conoce tu acción y pensamiento.

Camina al altar con actitud de adoración y deja que Dios fije su mirada en ti. Él conoce tu corazón. Lo que importa no es la cantidad, sino la medida de amor con la que presentas tu sacrificio de adoración.

17 de febrero de 2008

Siembra el encuentro que vence los desafíos por la paz


Por Carlos A. Cardona Marcano
Pastor

Lectura bíblica: Salmos 4:1-8

Introducción
Los conflictos internos que enfrentamos, unidos a las luchas que libran la mente y el espíritu, nos hacen preguntarnos: ¿cómo enfrentaremos los momentos supremos de la vida? Esta pregunta pone de manifiesto la necesidad del ser humano de hallar respuesta a los conflictos consigo mismo para enfrentar los desafíos y las luchas externas de la vida. Es importante desarrollar un pensamiento que nos permita visualizar quienes somos en las manos de Dios.
Para lograr este pensamiento es necesario que nuestra mente, nuestro espíritu y nuestra alma estén en armonía con Dios. La búsqueda de la paz es una experiencia de desarrollo y crecimiento constante en relación con Dios y con nosotros mismos.
La confianza que depositamos en Dios para enfrentar nuestros desafíos es la que nos permite descansar la mente y el ser para alcanzar la paz. Es importante recibir la gracia como un don que Dios nos concede gratuitamente.

I. “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración”. Salmos 4:1

¿Cómo percibimos nuestra vida? La percibimos con seguridad de que Dios escucha. El salmista se encuentra en el templo y eleva su oración a Dios con la seguridad de que el Señor lo escucha. Está consciente de la participación de Dios en todo lo que hace y en todo lo que le acontece.

Es importante desarrollar la seguridad de que dondequiera que te encuentres, el Señor está cerca de ti y puede escuchar tu voz. El Señor está atento a tus experiencias, a los eventos que te marcan, a la manera en que te percibes a ti mismo.

¿Cómo percibes tu relación contigo mismo? ¿Cuál es la percepción que tienes de Dios en el proceso de la vida que enfrentas?

Recuerda: la seguridad se alimenta de la confianza plena. Para lograrlo, concéntrate en llevar a cabo estas acciones: Primero, percibe la presencia del Señor en las cosas que te rodean y las situaciones que enfrentas.

Segundo, amístate contigo mismo. ¿Qué cosas te causan angustia? A veces pensamos que no duraremos mucho y nos arropa el pesimismo. Hay jóvenes que piensan en la posibilidad de morir jóvenes. La vida les causa angustia y la muerte les da pavor; por eso no disfrutan la vida a plenitud. Se llenan de inseguridad, un sentimiento que es contrario a Dios.

Tercero, afirma que Dios es tu defensor, que responde a tu clamor. Centra tu vocación y tu servicio en aquellas áreas donde tienes mayores competencias. Cultiva pensamientos que te desarrollen espiritualmente. La seguridad en Dios es el arma para vencer el desafío del derrotismo y la resignación. Haz como el salmista cuando expresa: Dios mío y defensor mío, dame alivio cuando esté angustiado.

II. “Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro”. Salmos 4:6

Este día lo hizo lo hizo el Señor para ti, no lo hizo por casualidad. Hoy el propósito de Dios para ti puede llegar a ser una realidad plena en tu vida.

Alienta tu vida, tu corazón, con el bálsamo de la palabra divina. Dile a tu alma: regocíjate y canta porque grande es en medio de ti el Santo de Israel. Dile al alma: bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios.
Recuerda: La paz es una experiencia del ser y del alma. Comparte una palabra alentadora con alguien. Dile: el Señor está con nosotros y nos defiende en toda situación.

Comparte un testimonio edificante con alguien. Cuéntale la manera en que Dios ha mostrado su amor contigo en los momentos victoriosos.

Canta: Estoy confiando en el Señor que me va a cuidar. Canta: En paz en medio de la tormenta. Canta: Las armas invencibles del jefe guiador son el evangelio y su grande amor; con ellas compañeros, acudamos, vamos a vencer.

Recuerdo mis años de juventud en la Iglesia de mi barrio, cuando cantábamos al Señor llenos de un espíritu indescriptible. La fuerza de nuestra voz hacía que las paredes se llenaran de alegría, entusiasmo y optimismo.

El Señor te muestra cada día el bien a tu alrededor como una semilla que sólo riegan aquellas vidas que saben poner la letra buena a la música del cielo.

Es importante descubrirnos a nosotros mismos como el objeto del amor de Dios. El Señor te ama y su gran amor llena tu ser entero de nuevas fuerzas y tu pensamiento de convicción alentadora para el alma.

El Espíritu de Dios transforma los pensamientos tormentosos, de soledad y de impotencia en momentos para alcanzar la paz. ¿Quieres cosechar paz? Entonces es necesario sembrar paz en todo tu ser, en todas tus palabras, en todos tus pensamientos. No es asunto de decirle a la vida como el poeta: Vida, no te debo nada, vida, no me debes nada, estamos en paz. Es asunto de afirmar que la vida que tienes es una experiencia de la abundante gracia divina y que la paz es fruto de tu constante relación con Dios.

Recuerda: La paz es una experiencia del ser y del alma. Si tu alma es luminosa, todo tu ser será luminoso. Trabaja en la transformación de tus pensamientos y tu actitud hacia la vida. Presta atención a un momento de oración. Cierra tus ojos a la cotidianidad de las cosas y abre tus ojos del alma para ver lo sublime, lo eterno, lo maravilloso que es el Señor para ti.

III. “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Salmos 4:8

La paz es el remedio de la ansiedad. La ansiedad mira al ser humano, la paz mira a Dios. La ansiedad, ciega, desorienta y hunde. La paz ilumina, orienta y afirma.

La paz es una experiencia del ser y del alma. Sólo Dios puede darnos las armas para enfrentar los desafíos que impiden nuestra paz. El salmista expresa que la noche y el cansancio son el mejor motivo para descansar en paz porque todo lo que le acontece está en manos de Dios. En su oración le ha pedido a Dios que le responda y lo defienda. Le ha suplicado que lo alivie de su angustia y él asegura su paz en la confianza de que Dios es fiel a los suyos y los escucha cuando le llaman.

El himnólogo se inspira diciendo: En tus afanes y en tu dolor, Dios cuidará de ti. Nunca en la prueba sucumbirás, Dios cuidará de ti. Dios cuidará de ti y por doquier contigo irá. De esta manera, la paz es la experiencia en el cuidado de Dios. Siembra en tu corazón la experiencia del cuidado de Dios en todo lo que haces y en lo que harás.

Dile a Dios cuan confiado estás en Él. Exprésale al Señor tu confianza en su manera de obrar. Equilibrar nuestra relación con Dios es sembrar paz. Hay cosas que sólo Él puede hacer. Permite que Él tenga el espacio en tu vida para obrar según sea su propósito en ti.

La calidad de vida se deriva de una reflexión constante y de la comprensión de los procesos. Dios está dispuesto a trabajar con nosotros en los procesos más difíciles, pero es necesario experimentar la paz interna. Organiza tus pensamientos e inicia una nueva experiencia en el Señor. Hoy es un buen día para comenzar de nuevo, para reír, para cantar y ser feliz. Hoy puede ser la oportunidad para ver la puerta abierta que conduce a la victoria sobre los desafíos que quitan la paz a tu ser.

10 de febrero de 2008