La familia construye para la justicia

Por Hna. Ruth Colón
Misionera

Pasaje bíblico: Isaías 42:1-4

La reflexión de hoy desarrolla tres conceptos que intereso definir para que tengamos presenten el contexto en el cual los estaremos usando:
Familia: Reconocemos la familia como la institución más importante de la sociedad. Es ahí donde se forma el individuo porque recibe las primeras enseñanzas y las herramientas básicas para hacerle frente a la vida. Es en la familia donde aprende valores, costumbres, manera de comportarse y de interactuar con las demás personas. El ser humano es producto de una familia. Pero, su entorno y vivencias también van a influir en la formación de su personalidad.
Construye: trabaja, obra.
Justicia: es la virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o lo que le corresponde.

Aún cuando se den las mejores condiciones para el desarrollo del ser humano dentro del seno familiar, algunos se convierten en las cañas cascadas o el pábilo humeante del que habla Isaías en el pasaje que sirve de referencia para esta reflexión. Viendo como está la situación en muchas familias, este pasaje cobra un gran significado hoy.

Este es mi siervo, yo lo sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento.

¿Quién es el siervo en quien Dios se agrada? Podemos reflexionar que es una referencia al pueblo de Israel o a Jesús. Pero, ¿has pensado alguna vez que tú también eres ese siervo? Si, tú eres el siervo en quien Dios se alegra cuando haces su voluntad. Tú eres ese siervo que Dios sostiene cuando las aguas y el fuego amenazan con destruirte. Sí, tú eres la persona escogida por Dios dentro del seno familiar para hacer una labor especial que te ha sido encomendada.

He puesto sobre él mi espíritu; él traerá justicia a las naciones.

El Espíritu de Dios estuvo sobre el pueblo de Israel. También estuvo sobre Jesús y está sobre todo creyente. En 1Corintios 6:19-20 leemos “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios”. Así que Dios ha puesto sobre ti Su Espíritu para que tengas la fortaleza necesaria para cumplir la encomienda que te ha dado dentro del seno familiar.

Él traerá justicia a las naciones.

La justicia que Dios quiere traer sobre las naciones, te corresponde a ti comenzarla a impartir dentro del ámbito familiar. Como dijimos anteriormente, es en la familia donde se enseñan y fortalecen los valores que el ser humano adquiere. Si los tuyos observan que eres una persona recta y ecuánime, que eres objetiva y tomas decisiones imparciales, con tu ejemplo promueves que en tu hogar las cosas se hagan con justicia. Si cada uno de nosotros hacemos lo propio, estamos hablando de que la familia construye (trabaja, contribuye) para la justicia.

No quebrará la caña cascada.

¿Quién es una caña cascada? Es un símbolo de aquella persona que es oprimida, marginada, desanimada. Es aquella que no tiene interés en superarse teniendo las herramientas para ello. La que no tiene el valor para hacer frente a sus circunstancias y, como decimos, se echa a morir, no vive sino que vegeta. Es esa que nos saca por el techo, a la que quisiéramos metérnosle por dentro para que reaccione. Pero ¿sabes qué? Cada día trae su propio afán, y las cosas no son en tu tiempo sino en el tiempo del Señor. Por eso te ha dado Su Espíritu, para darte templanza, paciencia, fe en que con su ayuda puedes continuar la batalla con la seguridad de que todas las cosas obran para bien de aquellos que confían en el Señor.

Apagará el pábilo que se extingue.

Estos son aquellos seres que amamos pero que están en el suelo, son los fracasados, los problemáticos. Son aquellos a quienes se echa a un lado porque no tienen nuestros mismos valores, intereses o creencias. Es esa persona que dentro del seno de la familia ha tomado el camino fácil, se ha apartado de lo que entendemos es la norma, ha seguido el camino equivocado y hasta nos avergüenza. Es esa persona que llamamos la oveja descarriada, la oveja negra de la familia, la que decimos que tira para el monte. Por esa Jesús fue a la cruz y derramó su sangre, para que tuviera la oportunidad de conocer su misericordia y su justicia.

No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra la justicia.

Dios no se da por vencido. Por eso envió a su hijo amado para que todo aquel que en él cree no se pierda sino que tenga vida eterna. Por eso Jesús dio la gran comisión y nos prometió que recibiríamos “poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Dentro del seno familiar tienes tu Jerusalén, tu Judea y hasta tu propia Samaria. No debes desmayar ante los infortunios que se presenten, ni ante el tiempo que pase sin que veas frutos positivos a tu gestión. Confía, Dios está en control y te da las fuerzas para seguir la lucha.

En su libro El Santo de Israel, el Dr. Samuel Pagán señala que “La justicia no es un estado ideal ni alguna buena cualidad, sino el resultado específico de un proceso, la culminación de una forma precisa de actuar. No es adquirir justicia sino ponerla por obra. El especular sobre las virtudes de la justicia no es un mandato bíblico, sino actuar de forma justa en el momento adecuado”.

Tú eres el recipiente del amor de Dios, responsable de manifestar los atributos de Él, y de llevar el mensaje de perdón, misericordia y justicia. Si en ti, que eres una persona cristiana, ese ser amado no puede encontrar apoyo en medio de su crisis física, emocional, moral y espiritual, flaco servicio haces a la encomienda de trabajar por el Reino de Dios y su justicia.

Aprendamos de Cristo, quien no importa las veces que caigamos, siempre está dispuesto a levantarnos, perdonarnos y restaurarnos. Emulemos al Siervo, Cordero de Dios; seamos sus colaboradores en la misión de establecer “los fundamentos necesarios para que la justicia no sea un ideal remoto, sino que se manifieste como la realidad existencial para la humanidad”, comenzando a construir para la justicia en cada una de nuestras familias. Así impactaremos nuestra sociedad para que brille la justicia.

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