Usa tu talento o lo perderás

Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor

Lectura bíblica: Mateo 25:14-30

Introducción

Dios bendice a cada persona con algún talento. Todos tenemos la misma oportunidad de desarrollar nuestras capacidades y talentos. Dios requiere a cada cual que trabaje lo que recibe: el que tiene dos, pues dos; el que tiene tres, tres; y el que recibe uno, uno. Dios no le impone a nadie una carga por sobre lo que puede, sólo espera que cada persona actúe acorde con lo que tiene.

Piensa por un momento: ¿Cómo trabajas el talento recibido? Recuerda, Dios tiene una gran expectativa de ti. Él cree en tu capacidad y valora tu talento. La gran recompensa de hacer es la gran oportunidad de hacer más. La buena noticia es que al que tiene un talento no se le requiere producir cinco talentos.

El que recibió un talento minimizó lo que recibió del Señor

Es importante descubrir lo recibido y, más aún, trabajar con lo recibido. El siervo de la parábola se fijó en lo poco que tenia y menospreció lo que podía hacer con el talento.

¿Alguna vez has soñado lo que puedes hacer con lo poco que tienes? En ocasiones tenemos expectativas maravillosas sólo cuando tenemos mucho; soñamos lo que desearíamos hacer con lo mucho. Soslayamos lo que consideramos es poco y a veces respondemos como el siervo: “Señor, sabía que eras duro, que cosechas donde no sembraste, por lo tanto, yo enterré el talento”.

La parábola de los talentos presenta un reto a quienes tienen enterradas sus habilidades y sus capacidades. ¿Cómo podemos desenterrar lo que hemos recibido?

Dios tiene gran expectativa en nuestra tenacidad (que se pega o prende con fuerza a una cosa; que opone mucha resistencia a romperse o deformarse). Dios quiere que seamos tenaces en el desarrollo de nuestros talentos y que nos resistamos a deformar el don que nos ha dado.

El Señor espera de nosotros diligencia (solicitud, dependencia). Debemos desarrollar el sentido de ser solícitos para desarrollarnos. El siervo de la parábola no cultivó la solicitud en su desarrollo como persona.

También se espera de nosotros disciplina, la cual nos lleva a la recompensa de disfrutar el logro. En la parábola, los que trabajaron sus talentos no sólo recibieron más responsabilidad sino que también recibieron recompensa por la labor realizada. La recompensa vino por haber creído en la capacidad, en la tenacidad, en la diligencia y disciplina del ser mismo.

Podemos minimizar lo poco que hemos recibido y perder la oportunidad de hacer algo importante en nuestra vida. Dios ha comenzado un gran proyecto con cada uno de nosotros y hoy nos invita a identificar el poder de la tenacidad, la disciplina y la diligencia como instrumentos necesarios para desenterrar lo que hemos minimizado en nosotros.

Recuerda: la oportunidad de hacer algo nos invita a la aventura de dejar la zona de seguridad falsa donde estamos.

La parábola es un estímulo al servicio y a la fidelidad en el servicio

Dios espera lo mismo de aquéllos que han recibido poco que de los que han recibido mucho. Desentierra ese talento que has minimizado y has enterrado por pensar que es muy poco. Úsalo o lo perderás.

Rechaza la pereza, rechaza la flojedad de ánimo. Pide al Señor convicción, dirección, entusiasmo. Desentierra el ánimo, desentierra la fuerza de espíritu. Redescubre lo que has recibido de parte de Dios como una gran oportunidad para contribuir sirviendo con poder en tu comunidad.

El Señor vendrá a pedirnos cuenta de la labor realizada. Por esta razón es importante que nos edifiquemos unos a otros. Utiliza la palabra buena para estimular a los que necesitan estímulo y sé un canal de bendición para los demás. Usa tu talento o lo perderás.

Desentierra tu capacidad escondida para ser instrumento de bendición para otros. Recuerda que si dejas enterrado lo que has recibido no se habrá de multiplicar. Úsalo o lo perderás.

El regalo de Dios

Abre el regalo que has recibido de Dios. Es posible que te sorprendas de lo maravilloso de tu talento único.

El Señor brinda su regalo en su complacencia y para su complacencia. Podemos celebrar la fiesta de regalos y cada uno de nosotros presentaría el regalo o los regalos de talentos y dones recibidos. Allí descubriríamos que aun muchos de nosotros desearíamos el talento de alguien que sólo posee uno.

Muchos de nosotros hasta lo expresamos cuando hablamos entre nosotros. “Muchacho, si yo tuviera esa habilidad que tú tienes. Si yo orara como tú oras. Si yo leyera como lees. Si yo…”

Cavamos más y más profundo para enterrar nuestro talento y nos castigamos pensando que nuestro regalo es de menor importancia.

El Señor viene a buscar el fruto de nuestro trabajo, no a resaltar los talentos regalados. Viene a buscar el fruto de nuestra labor realizada. Él mismo se ha encargado de repartir los talentos y nos ha dado libertad para utilizarlos. Usa el talento que tienes o lo perderás.

El Señor viene a recibir el fruto de lo que hemos hecho con el regalo que nos dio al dotarnos de talentos y dones. Vienen a preguntarnos qué hemos hecho con nuestro talento.

El que recibió un talento sólo responderá por el que ha recibido para servir. ¿Estás utilizando el regalo de Dios? ¿Cómo estás utilizando el regalo de Dios? Úsalo o lo perderás.

Busca en ese lugar donde tienes el talento de Dios en ti, busca la manera más útil para él y úsalo, o lo perderás. Recuerda ser diligente, ser solícito, comprometido. Dios bendice a cada uno según sea su compromiso. Dios pedirá cuenta de tu talento de la misma manera que al que le ha dado varios talentos. El único que posees es tan vital como los demás talentos, pues es regalo de Dios para servir y establecer su reino.

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