Primer domingo de Adviento 2009: adviento es estar despiertos y esperando

Por Rvdo. Carlos A. Cardona
Pastor


Hoy empezamos el primer domingo de Adviento considerando qué significa este concepto para nosotros. Adviento significa la esperanza que tenemos en la venida de Cristo entre nosotros.

Adviento es esperanza en la espera de Dios con nosotros. Es la esperanza en Jesús, quien se manifiesta como camino para realizar cambios y entrar a la búsqueda de lo Eternal.

La esperanza requiere preparación para el camino. Una preparación personal que requiere nuestra disposición para ver las señales del camino de la misma manera que los tres personajes de la natividad las distinguieron.

Adviento es la invitación que despierta el alma para prepararnos en la espera de la parusía (advenimiento glorioso de Jesucristo al final de los tiempos). Pues el Dios que vino a vernos viene otra vez para compartir la eternidad con sus hijos e hijas.

Adviento es preparación del terreno, es arar la tierra de nuestras almas y nuestros corazones para que la semilla de Cristo crezca libre y sanamente.
En la espera nos preparamos para la llegada de Dios y al mismo tiempo nos reclama responder a la invitación de interpretar las señales de Dios para nosotros como individuos, como familia.

Adviento es luz en medio de la oscuridad. Es un llamado de Dios para aceptar su compañía en medio de la oscuridad del camino que recorremos. Cristo es luz que despierta el alma llenándola de seguridad y convicción.

Lucas nos presenta el capítulo 21 una propuesta: No tengan miedo a las señales, pues ellas anuncian el Día del Señor. Mantengamos los sentidos abiertos, estemos despiertos en el camino del Señor sin perder el mensaje, pues así como adviento es tiempo de esperanza, la parusía es también tiempo de esperanza y alegría para el pueblo de Dios.

La esperanza de la venida se convierte en celebración y alegría en los eventos y festividades, para cantar villancicos, himnos y canciones que nos invitan a compartir la vida familiar con otros en la comunidad. Nuestra esperanza del adviento y la preparación que viene con ella son como el arado o azadón para la tierra antes de sembrar.

No es un accidente que esta estación eclesiástica corresponda a una parte del año cuando recibimos menos luz cada día. Para nosotros, Cristo nos ofrece una luz que es tan maravillosa, tan potente, que ninguna oscuridad la puede esconder ni atrapar.

Recordamos este poder al prender velas cada semana del Adviento. Empezamos con una y después de las cuatro semanas, las tenemos todas prendidas; una muestra de la luz de Cristo que ilumina nuestra Iglesia y nuestros seres.

San Pablo habla de esta luz en su carta a los Romanos, diciéndoles: “La noche está muy avanzada, y se acerca el día, por eso dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de la luz, como un soldado se reviste de su armadura”. Con la esperanza en la venida de Cristo, buscamos la luz en toda cosa, especialmente adentro de nuestros corazones.

Lucas 21:25-28, cita a Jesús diciendo: “Habrá señales en el sol, la luna y las estrellas. En la tierra, las naciones estarán angustiadas y perplejas por el bramido y la agitación del mar. Se desmayarán de terror los hombres, temerosos por lo que va a sucederle al mundo, porque los cuerpos celestes serán sacudidos. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube con poder y gran gloria. Cuando comiencen a suceder estas cosas, cobren ánimo y levanten la cabeza, porque se acerca su redención”.

El caos de las naciones y de los pueblos, aun el de familias enteras, no puede quitar el deseo de esperar a Jesús con esperanza y convicción.

Adviento es promesa. Los profetas de Israel esperaban, como nosotros, un Salvador para su pueblo. Mientras pasaban años de sufrimiento y dolor, sus gritos a Dios encontraban una respuesta en la persona de Cristo. Dios siempre amaba a su pueblo, pero la promesa de una relación más íntima, más incorporada, fue realizada a través del nacimiento de Cristo.

Durante el Adviento, revisamos esta historia de esperanza y los gritos del pueblo de Dios por la salvación para que podamos entender y celebrar el cumplimiento de la promesa nuevamente.

El escritor lucano describe en su evangelio el sufrimiento del pueblo de Dios con la invasión de Tito y Vespasiano. A pesar de verse estas invasiones como el fin, para aquellos que conocen a Jesús significa que tienen una promesa que mantiene el alma despierta y esa es la espera de la parusía.

Con este entendimiento, la promesa es hecha otra vez a nuestras familias y a nosotros mismos. Adviento es el tiempo en que se hizo realidad la visita de Dios al mundo y esa esperanza nos lleva a afirmar maranatha, Cristo viene. ¡Cristo vive y reina!

En esta celebración de Adviento, enfoca tu esfuerzo y tu compromiso en las promesas de Dios para ti.

¡Despierta! Adviento es esperanza derramada por la gracia Jesús. ¡Despierta! Adviento es luz en medio de la oscuridad para todo aquel que espera en Jesús. Adviento es promesa cumplida de la visitación de Dios al ser humano. La celebración del nacimiento de Cristo nos afirma en la promesa de la parusía.

¡Cristo reina! ¡Maranatha! ¡Cristo viene con poder y gloria! Despierta y espera confiado en Jesús.

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