Somos pueblo de Dios que cosecha espiritualidad para ser piedras vivas


Por Rvdo. Carlos Cardona
Pastor

Pasaje bíblico: I Pedro 2:2-10

En los edificios, la piedra angular o fundamental es la más significativa y, generalmente, es la primera que se coloca en una ceremonia especial. En la antigüedad esta piedra era comparada con el fundamento que sostenía los valores y principios de una persona.

En Isaías 28:16-17a, el profeta escribe: “¡Yo pongo en Sión una piedra probada!, piedra angular y preciosa para un cimiento firme; el que confíe no andará desorientado. Pondré como nivel la justicia, y la rectitud como plomada”. Quien construye sobre este fundamento encuentra la vida en las normas y medidas de Dios.


¿Cómo defines tu fundamento? ¿Puedes identificar tu fundamento particular?
Cuando crecemos recibimos normas, medidas, principios, valores, mores, tradiciones, costumbres, marco cultural. Pero, ¿cómo podemos seguir construyendo sobre el fundamento que tenemos?

Durante el proceso para desarrollar un buen fundamento es necesario rechazar y eliminar el babote, la tierra suelta, el material inestable para que tengamos un buen fundamento que nos ayude a levantar con seguridad. Remover nuestros cimientos es un proceso delicado. Hay que identificar cuán grande es tu proyecto, pues a mayor altura, más profundo tendrá que ser el fundamento. Mientras mas profundo sea el fundamento, mas tierra tendrá que ser removida. Incluso algunas piedras que sostienen tu proyecto de vida deberán ser reubicadas para mejorar la edificación.

Pedro escribe su primera carta a una Iglesia que estaba en un proyecto de vida para la vida. Enfrentaban un reto para mejorar su convivencia y necesitaban tener una visión autentica de su proyecto. La visión para una mejor relación con Dios y con ellos mismos no era fácil como tampoco en nuestros tiempos es fácil de establecer, pero no es imposible.

Veamos algunos principios que nos ayudan a edificar sobre el fundamento verdadero según establece Pedro en el pasaje bíblico de hoy: “Abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia”.
Sé genuino, renuncia a las formas de conducta que derrumban tu proyecto personal. Es necesario alejarse de manera radical de aquellas cosas que hacen tambalear tu proyecto para la vida.

El proyecto de vida personal es dinámico. Tiene objetivos claros y determinantes. Si descubres una grieta en la edificación personal, es importante que le des importancia para transformar esa parte de tu vida. Tu proyecto debe descansar sobre la piedra angular que es Cristo. No debemos construir sólo una parte en Cristo, debemos colocar la totalidad de la edificación sobre la Piedra Viva.

Tu fortaleza, tu fuerza, viene del Señor que hizo los cielos y la tierra. Es importante nuestra identificación con Cristo. Desea la leche pura de la palabra no adulterada para unir tus piezas. Para levantar tus ladrillos de vida es necesario usar un material que los mantenga unidos y los haga capaces de enfrentar los tiempos difíciles y los embates contrarios.

La manera en que estás construyendo tu proyecto de vida determinará cuánto puede protegerte de los embates que no están bajo tu control.

A veces parece que nuestro proyecto es hermoso. Pero cuando lo inspeccionamos detenidamente descubrimos que hay elementos falsos como la economía personal de tiempo y comodidad, la rapidez en escoger materiales, la conformidad con materiales livianos, la visión a corto plazo, las decisiones rápidas para estar bien y el fundamento llano para el bienestar común.

Pedro escribe en el versículo 9: “Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, gente santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
Es por esto que Jesucristo es el fundamento firme sobre el cual podemos edificar nuestro proyecto de vida. Apártate de los deseos que combaten contra la vida. Mantén entre los incrédulos una conducta ejemplar

Tu proyecto tiene críticos y expertos en señalar todo lo que ven mal en tu visión. Los que no creen en tu decisión de vida señalarán lo que se te escape y lo marcarán como defecto de la construcción. Los incrédulos notan las grietas y las identifican como defectos imposibles de corregir.

Jesús es nuestro fundamento, nuestra base. Sobre Él construimos el proyecto más importante que es nuestra propia vida.

El nos constituye piedras vivas, con capacidad suficiente para ser modificados con la fuerza del Espíritu de Dios sin perder la cualidad de ser piedra viva.

Jesús nos presenta el proyecto de vida como una opción personal. Es necesario remover nuestros cimientos, ahondar en nuestra percepción de la vida, desechar lo banal de nuestra vida, colocar a Cristo como la base principal de nuestras acciones y proyectos, eliminar cualquier relleno que amenace la estabilidad de nuestra edificación personal.

Deja que Dios moldee y coloque las piezas del proyecto. Dios es el arquitecto, Cristo la piedra angular y nosotros las piedras vivas para edificar el proyecto de Eternidad.

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