La familia: un corazón y un alma mediante el Espíritu de Dios

Por Rvdo. Carlos Cardona
Pastor

Pasaje bíblico: Nehemías 8: 2-4ª, 5-6, 8-10

La acción de Nehemías como gobernador de su pueblo fue determinante para la empresa de reconstrucción de la nación. En el proceso de reconstrucción, un sacerdote del templo, llamado Esdras, jugó un papel importante entre las familias. El pueblo estaba de regreso a su tierra y era mucha la labor de reconstrucción que había que realizar. Las familias necesitaban una palabra de verdad que los moviera a la confianza y a la seguridad.

Cuando las familias experimentan destrucción, los pueblos se desorientan y caen. Cuando la palabra ocupa un rol protagónico en los asuntos familiares podemos trabajar para un futuro mejor. La familia es la base que sostiene en pie a un pueblo, a una nación, al mundo.


¿Cómo unir a la familia y mantenerla unida con una misma visión? Esa era la tarea titánica que había que realizar en las familias que habían regresado a su tierra para la reconstrucción.

Recientemente hemos observado la destrucción de Haití, hemos sido espectadores de la muerte en masa de esta nación. Nuestro corazón ha sido conmovido por las escenas que salen a la luz pública en los noticiarios, la prensa escrita y los testimonios de los periodistas y protagonistas de la destrucción de esta nación vecina. ¿Cómo alegrarnos de los miles de huérfanos? ¿Cómo alegrarnos de la pérdida de miles de personas, de miles de hogares y miles de familias que enfrentaron el desastre de la destrucción de su casa, de su barrio, de su pueblo, de su nación.

Imaginemos por un momento las escenas que observaban Nehemías y Esdras al regreso de su nación después de setenta años de cautiverio en Babilonia, el actual Irak. Al regreso todo estaba destruido, las casas y los campos perdidos, los sueños truncos ante el reto de la reconstrucción.

El regreso a la tierra no era tan hermoso. La obra rebasaba la capacidad de la nación y en medio de esta realidad Esdras y Nehemías inician una obra gigantesca para reconstruir el país.

Esdras trajo la ley frente al pueblo. El proceso de reconstrucción debe iniciarse en el corazón de la gente. La Palabra puede llenarnos de un conocimiento que nos mueve hacia nuevos horizontes de fe y de esperanza. La consideración de la Palabra es vital en el desempeño de nuestros proyectos y de nuestras metas como familia.

Cuando traemos la Palabra de Dios a la consideración familiar, en primer lugar estamos invitando a todos los miembros del clan a reflexionar lo que Dios puede hacer en nosotros. Debemos considerar las Escritura en los proyectos familiares, sin importar cuán grandes o pequeños sean.

En ocasiones experimentamos la necesidad de un nuevo comienzo y esa es la señal para considerar la Escritura, la Palabra como punto de partida. ¿Por qué debemos considerar las Escrituras antes de iniciar nuestros proyectos familiares? Esdras trajo la Escritura antes de iniciar el proceso para darle un sentido de unidad a su pueblo.

Somos las familias que Dios liberó, sacó de tierra de esclavitud a una tierra de libertad para edificar el futuro de la familia. Iniciaron la reconstrucción considerando el rol protagónico de la Escritura para llevar un mensaje a las familias de la nación.

El Señor no está ajeno de nuestros proyectos, y más aun, espera que le permitamos actuar para bienestar nuestro y de los nuestros. Dios ha obrado antes con poder y volverá a obrar con poder en aquellos que han depositado su confianza en Dios en todos sus planes de familia.

Es importante reconocer el poder de Dios en nuestros asuntos y la gracia de su dirección sobre nuestras vidas. Él te sacó del Egipto donde habías perdido la esperanza a la experiencia de un nuevo comienzo con poder.

La Escritura nos invita a inclinarnos ante Dios en sumisión. Cuando nos humillamos ante Dios buscamos salida para un comienzo diferente. Nuestra condición pecaminosa no pesa ante Dios si nos presentamos en humillación reconociendo el señorío del Señor en nuestra vida.

Es posible que todos los proyectos realizados anteriormente estuvieran enmarcados con fuerza y voluntad propia. Ahora, en el nuevo comienzo, la Palabra confronta para bendición.

¿Necesitas un milagro familiar? ¿Estás preparado para recibir ese milagro familiar? Preséntate ante Dios con humildad. Presenta tu corazón con humildad a Dios, Él te escuchará. Presenta a Dios tu necesidad de un milagro en tu familia.

¿Que implica el humillarnos ante Dios? ¿Cómo presentarnos en humillación ante el Señor? La Palabra nos invita a humillarnos postrando nuestros rostros en tierra. Póstrate ante el Señor y abre tu entendimiento a la voz de Dios. Inclina tu voluntad a Dios y permite el obrar de Dios en tus cosas. Presta atención a la Palabra divina, medita en ella, escudriña, profundiza, acércate más a Dios. Escucha la voz de Dios en tu interior, presenta tus heridas al Señor. Cuando percibimos a Dios en nuestro seno familiar experimentamos gozo y alegría.

El Espíritu de Dios es nuestra fortaleza. Su perdón nos llena de alegría que transforma el seno familiar en gozo. Podemos iniciar el proceso de reconstrucción porque tenemos dirección e intervención de Dios en nuestros proyectos.

Los lamentos, las adversidades y los momentos difíciles que enfrentamos son una gran oportunidad para ir ante Dios en humillación afirmando que el Señor puede cambiar, como expresa el salmista, nuestro lamento en baile. El traje de aflicción familiar que te distingue puedes cambiarlo en gozo con la fuerza del Espíritu de Dios en ti. La pena y el pesar familiar pueden convertirse en gozo si comienzas a presentar a Dios los asuntos de familia.

El gozo es la salida que se inicia con un paso de fe, creyendo a Jesús por encima de tus realidades. Es la salida que se inicia al permitir la guianza familiar a Jesús.

Establece un tiempo para renovar las fuerzas en Dios. Busca una nueva relación con Dios llena de confianza en lo que Él hará en tu familia. Inicia la salida del ostracismo que distingue tu rol en la familia para experimentar una cercanía con los tuyos. Examina tu rol familiar y somete ante Dios todas las acciones y todos los pensamientos. Afirma la unidad con el fundamento de las Sagradas Escrituras en el seno familiar.

24 de enero de 2010

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